Parte 1.
¿Recuerdas cuando aún eras
pequeño? ¿Cuándo sólo te importaba ver tus dibujos animados favoritos y comer
lo que te apeteciera? ¿Recuerdas aquella noche que te llevaron tus padres a las
fiestas del pueblo y te paseaste en todos los columpios que quisiste? ¿Todos
esos caprichos que te hacían de pequeño?
Ahora sólo son recuerdos, retazos
de un pasado remoto en el que eras feliz con poco, trozos de sueños y
diversiones, en cambio, ¿qué eres ahora? ¿Qué pretendes ahora consiguiendo todo
lo que te propones? ¿Felicidad?
Mentira. Mientes.
Una vez consigas lo que quieres,
querrás más, necesitarás un poco más de lo que ya tienes, y una vez obtengas
ese poquito más, necesitarás más aún de lo que ya tenías, y así hasta que no
puedas conseguir lo siguiente que te propongas y te creerás alguien débil y sin
sueños en la vida. Pero puedes cambiar eso, puedes empezar renunciando ahora,
puedes ser feliz ahora con poco, como antes, ¿no?
La luz emana del fondo del
pasillo. Las paredes son totalmente lisas, de color negro con rombos plateados
a ambos lados, como si de un papel de pared se tratase. Christian estira los
brazos hacia la luz e intenta taparla con sus dedos, es demasiado fuerte y sus
ojos no se terminan de acostumbrar a tal brillo. Después, todo es oscuridad.
Un nudo le aprieta la garganta y
algo le oprime el pecho, se retuerce allí donde esté tumbado y unas manos
fuertes le sujetan para que no se caiga. Grita pero se ahoga, llorar pero no le
quedan lágrimas. ¿Qué está pasando?
Dani: No te mereces esto.
Christian (su voz Sale sin darse
cuenta): ¿Dani?
Se da la vuelta, está como
flotando en el agua, pero no ve nada, no puede ver nada más allá de lo que
tiene a escasos centímetros de su cara. Sabe que le ha hablado, intenta
llamarle pero de nuevo no sale la voz de su garganta, mueve los brazos
buscándolo sin finalidad alguna.
Dani: Despiértate Christian…
Y le besan en la mejilla.
Fundido en Negro.
Parte 2:
Natalie: Va Christian
despiértate…
Parpadea varias veces y se
encuentra con la cara de su hermana suplicante. Se lleva la mano a la cabeza,
le duele bastante a causa del alcohol de anoche. Bosteza varias veces antes de
incorporarse y abraza a su hermana, la aprieta fuerte contra sí y le besa la
mejilla.
Natalie (apartándose de él
intentado huir de sus besos): Aih ¡quita! Te he despertado porque te han
llamado al móvil.
Christian: ¿Quién ha llamado?
Natalie: No lo sé, no ponía quién
era, me ha dicho que le llames cuando te despiertes, es un chico.
Christian (suspirando): ¿Y por
qué me has llamado?
Natalie: Porque si no lo hago, te
enfadas, y ahora que te he llamado te enfadas también, me voy.
La chica se levanta y sale de la
habitación por donde ha entrado, cerrando la puerta con un ligero portazo, su
hermano mayor se vuelve a tumbar en la cama y da varias vueltas en ella hasta
que encuentra la postura adecuada, después deja la mente en blanco de cualquier
pensamiento que no sea acerca del sueño que ha tenido.
Era Dani, de eso estaba seguro.
Él no cree en fantasmas y apariciones de ningún tipo, pero sabe que era él
porque ha sentido su calor, ya no sólo por el hecho de haber oído su voz como
si estuviese con él, sino por el calor que ha sentido cuando le ha hablado, por
el tacto de sus labios, aunque fueran de verdad los de su hermana, pero también
eran los de él, besándole en la mejilla por su hermana.
Le ha dicho que no se merece
esto, ¿pero a qué se refería? ¿Al dolor que ha sentido durante el sueño a algo
más? ¿Acaso quería referirse al sufrimiento de su pérdida? ¿O había algo más?
¿Cualquier otra cosa que le estaba sucediendo y que no se lo merecía?
La puerta de su habitación se
abre y entra su madre, se acerca a él y le besa en la mejilla, después deja en
su escritorio varias camisetas y pantalones junto a ropa interior recién
doblada.
Mamá: ¿No vas a desayunar?
Christian: Claro mamá, ahora voy
a desayunar.
Su madre sale sin decir una
palabra más y él se levanta, se pone una camiseta que tiene de las que le están
largas y le llegan por debajo del trasero, se calza las zapatillas de estar por
casa y sale. El pasillo es un hervidero a pesar de ser lunes. Su madre no habrá
ido a trabajar con el fin de quedarse limpiando la casa ya que la semana de
vacaciones se hará eterna y ensuciarán como si estuviesen cinco o más personas
en la casa.
Atraviesa el pasillo y se mete
directo en la cocina; abre el primer cajón de los de abajo buscando algo para
desayunar y tras percatarse de que la compra aún no está hecha y el cajón se
encuentra vacío. Suspira y se apoya en la encimera de mármol de la cocina y
clava sus ojos en la pared de en frente.
Mientras deja pasar el tiempo
realiza un leve repiqueteo con los dedos. Ha acabado sentado sobre el mármol de
la cocina mientras piensa en algo que no quiere ni reconocerlo.
¿Has sentido alguna vez esa
sensación de vacío en tu interior que se aferra a algo que ni siquiera tiene
duración o que no tiene explicación alguna?
Sí, esa sensación es la que
Christian siente cuando piensa en los brazos de Samuel rodeándole, su
respiración entrecortada cerca de su cara, y el latir acelerado de su corazón
cada vez que sus ojos se encontraban con los de él.
Parte 3.
Ha salido a la calle con gafas de
sol y aun así le molesta la luz que este irradia. A pesar de estar en Londres
hace muy buen día y desde que llegó no ha llovido nada, Rubén suspira y se para
en el quiosco de todas las mañanas para recoger el periódico, tal y como le
había pedido Dani el día en que llegó al hospital.
Rubén tenía allí un piso que
previamente había comprado con un dinero que tenía tras la herencia de sus
abuelos ya fallecidos. El piso no era muy grande, tenía un salón y una cocina,
un cuarto de baño y una habitación de matrimonio. Ya estaba amueblado antes de
que llegase y sólo había tenido que comprar una televisión puesto que la que
habían dejado los antiguos dueños en el piso ya estaba demasiada vieja y no
soportaba el adaptador de la televisión digital.
Era en ese pequeño espacio donde
viviría con Dani una vez le dieran el alta en unos pocos días, lo cual era
bueno para los dos ya que el enfermo había recuperado parte de la memoria y
había aprendido a comer lo suficiente para mantenerse vivo. Aún no había preguntado por Christian, y según
los médicos podría ser posible que no lo hiciese pues por quien primero
preguntó cuando su memoria comenzaba a unir retazos de un pasado olvidado fue
por él.
¿Por qué Rubén y no Christian?
Esa pregunta no dejaba de
hacérsela, le trataba con cariño y siempre, al llegar a la habitación y al irse
le daba un beso en la mejilla después de abrazarle con fuerza pero sin hacerle
daño.
A pesar de ser Lunes y tener que
trabajar en un restaurante de camarero, Rubén comenzaba a trabajar a las una
del medio día por lo que aún le quedaban un par de horas para pasar con su mejor
amigo.
En el hospital ya le conocían y
entre las enfermeras se hablaba de que eran pareja y que Daniel estaba muy
enamorado de él, pero ambos lo negaban cada vez que alguna de ellas le
preguntaba en ese acento peculiar que si eran novios. Por suerte, en el
hospital sabían hablar español y Rubén no tenía que estar usando su inglés a
cada instante, lo que le daba un respiro pues se pasaba el resto del día
hablando en inglés.
Nada más abrir la puerta de la
habitación se encuentra Dani totalmente
vestido con ropa normal, este camina hacia su amigo rápidamente y le da un
abrazo fuerte para después, como cada día, besarle la mejilla.
Dani: Me han dado el alta,
podremos volver a casa.
Rubén: ¿De verdad? ¡Eso es
estupendo!
Este último sonríe y vuelve a
abrazar a su amigo sin poder evitarlo. Se ha recuperado bastante rápido, algo
que no entendía pues en España le habían dicho que tardaría meses, o tal vez
años, en recuperar la vitalidad que tenía antes y es que aquí en Londres todo
ha quedado a un susto, se ha recuperado rápidamente y ahora vuelve a tener la
misma vida y luz que tenía antes, aunque no sin poder percatarse de algunos
cambios que sólo las personas que conocen bien a Dani podrían darse cuenta,
como el color negro de su pelo que se ha aclarado un poco siendo de un color
marrón oscuro o de su piel que ahora es más blanca que antes.
¿Y ahora qué? ¿Preguntaría por
Christian y querría volver a España? Sería lo más lógico, después de todo, era
su novio y estaba enamorado de él.
¿O no?
Fundido en Negro.
Parte 4.
Ha acabado por salir de su casa
para despejarse. Las imágenes de la Semana Santa sólo salen en martes, miércoles
y viernes y aún así las calles de la ciudad estaban bastante llenas de gente.
Christian camina sin saber a
dónde ir, no ve necesario ir a algún sitio en particular, simplemente perderse
entre las calles de esa ciudad, su ciudad. El lugar donde había crecido, se
había enamorado y había llorado por amor.
Son las nueve y media de la noche
y hace frío, a pesar de estar ya a finales de abril cuando caía la noche y con
ella la oscuridad, las bajas temperaturas se hacían presentes entre las
personas que caminaban a merced de los secretos que podía esconder la noche; y
aun así Christian se había atrevido a salir con unos shorts y una camiseta de
manga corta de Lady Gaga de color blanca que había comprado en Zara. Algunas
personas se quedaban mirándole ante el aspecto que presentaba y es que su
delgadez llamaba la atención a ciertos caminantes que en ocasiones se paraban
para admirar esa belleza mortal.
Una belleza que le mataba por dentro.
Sabía perfectamente a qué se debía su delgadez. Llevaba días sin comer, y si lo
hacía aprovechaba el poco tiempo que podía pasar solo para hundir los dedos en
su garganta, hasta la campanilla, y devolver todo lo que había comido. Y así
había llegado a ser así. Una belleza que podría causar la muerte, su propia
muerte. Tan perfecto que se podría atravesar la piel y ni siquiera sangraría, o
así se creía él.
De golpe se para, le está sonando
el móvil y se ha asustado. No por el hecho de que suene, sino por la canción
que está sonando de todo de llamada.
“Pase lo que pase” de Germán
Meoro. Su canción, la canción de los dos. La que sólo sonaba cuando él llamaba.
Coge el móvil, sí, claro que es
él, no necesitaba ver su nombre en la pantalla, a canción delataba quién era la
persona que llamaba. ¿Y ahora qué? ¿Debía cogerlo? ¡Claro! Si está llamando él
es porque está bien, ¿y si no? ¿Y si tal vez no era más que una jugarreta del
destino, alguien que quería gastar una broma? P-Pero ese móvil… Sólo lo podía
tener él.
Finalmente se decide a cogerlo.
Christian: ¿S-Sí?
Rubén: Está muerto.
Después la llamada finaliza. ¿De
verdad? ¿Esa voz metálica con ruido de fondo le había dicho aquello? ¿Que estaba
muerto? Pero no podía ser, no podía pasarle a él, no podía separarse de él,
decirle que estaba muerto y después colgar.
Christian le da al botón verde
para que el móvil realice la última llamada y su corazón se para. Una voz de
una grabadora de la compañía le dice que el móvil al que está llamando no
existe. ¿Por qué ahora? ¿Por qué a él?
Ya es tarde, las lágrimas
recorren sus mejillas y apenas puede ver dónde está. Se apoya en la pared y
lentamente se deja caer al suelo colocando la cabeza entre sus rodillas
flexionadas. Llora y se retuerce por dentro, se odia por no haberse podido
despedir mejor, por haberse acostado con Rubén cuando aún lo amaba, se odia por
haber dejado de sentir amor hacia Dani. Se siente destrozado al haberse
enamorado de Samuel en una sola noche.
Y es que el amor jugaba malas
pasadas, y cuando el destino quería jugar con los corazones de la gente podía
llegar a ser muy traicionero; para Christian, si estas lágrimas de hoy eran
sólo el prólogo de un futuro lleno de felicidad, prefería ser feliz ahora y
llorar en un futuro, que sufrir ahora y no tener fuerzas para seguir, ni
siquiera para oír como una voz en su interior le pedía que saltase al primer
coche que pasase para morir.
Como un halcón sobre su presa, la
noche se abalanzó sobre él.
Fundido en Negro.
Parte 5.
Dani le mira con ojos vidriosos.
Tras haberle besado, tras haberle contado toldo lo que tenía pensado hacer allí
en la ciudad le había pedido algo que no debería de haber aceptado jamás y es
que destrozar el corazón de Christian de esa manera había sido cruel e
inhumano. Lo peor de todo es que él también tendría que desaparecer ahora que
su amigo estaba… Muerto para el mundo entero.
Él quería crear una nueva
persona, una nueva identidad, dejar el pasado atrás. No entendía el por qué, si
allí en su país de origen tenía a alguien a quien amaba muchísimo, y en lugar
de volver, prefería herir su corazón mintiéndole, fingiendo su muerte, dejando
una tumba vacía, un corazón destrozado y una vida por delante con un futuro
seguramente brillante.
Dani se pega a él a y le besa a
pesar de que Rubén no puede prestar atención a sus besos. No entiende por qué
se deja besar, por qué no le para y le grita que eso no está bien, que al menos
podría decirle a Christian que allí iba a hacer una nueva vida, pero no fingir
su muerte. En lugar de eso le sigue los besos y le lleva hasta la cama de
matrimonio aún sin hacer. Allí le desnuda lentamente y recorre su piel desnuda
con los labios, allí mismo lo hace suyo mientras jadea su nombre
entrecortadamente.
Seguramente habría sido un error
todo, algo que tendría que pagar toda su vida, pero esa noche, esa noche todos
los errores iba a quedar justificados con besos y caricias.
Fundido en Negro.
Y... cuando subirás más? Aiis.... quiero saber como sigue! Qué emocionante :DD
ResponderEliminarDios, necesito que sigas escribiendo ya!
ResponderEliminarEres increíble, y tu novela también!
Un beso :D
Mini Silvia
Me gusto mucho, el capitulo deja con ganas de mas^^ Un beso cielo, te espero en mi blog!
ResponderEliminar