martes, 3 de julio de 2012

Capítulo 9:


Parte 1.
Han pasado dos semanas desde la última vez que Christian queda con Rubén. Aún no ha llegado y los nervios no dejan de crecer. Se fue de su casa antes de decirle que Rubén no le quería, que le amaba. Ahora está más delgado que antes, pesa cincuenta y cinco perfectos kilos. Su madre tras verlo tan mal ha hecho que comience a ir a un psicólogo, Fer. Así se llama, y es homosexual. Desde la primera tarde que pasó en su consulta él se dio cuenta de lo que a Christian le pasaba, y tras decirle que no podía callarse toda su vida sus males, comenzó a llorar y lo contó todo, desde el principio hasta el final. El cómo había perdido la virginidad con Víctor, cómo había conocido a Georgina, se había enamorado de Dani, el enterarse de los cuernos de su novia y cómo Dani, el amor de su vida se había marchado a Londres sin acordarse de nada.
También le había contado lo que sentía cuando Rubén estaba cerca. Fer lo había calificado de amor, Christian como afecto.

Está sentado en una terraza. Ya es mayo y el calor comienza a presentarse. La gente pasea ya por la calle como si fuese verano y Christian se ha puesto unos pantalones cortos verdes y blancos de cuadros pequeños y una camiseta blanca con un 9 dorado. Se ha cortado el pelo, ya no lleva su perfecto flequillo sino una cresta de unos diez centímetros de alto. Juega a un juego de su nuevo móvil mientras espera a su amigo. No sabe cómo estará, si seguirá sintiendo lo mismo, pero tiene que hablar con él, contarle que le echa de menos y que le gustaría intentarlo.
Pero hay un problema, ¿va a querer salir con él siendo el mejor amigo de Dani? Lo duda, y le da miedo porque se siente impotente ante el rechazo. ¿Afecto o amor? Le da igual, sólo sabe que el cosquilleo que siente cuando Rubén está cerca no es normal y que si por él fuera, pasaría con él su vida entera.
El chico llega y le sonríe mostrando felicidad. Se ha vestido con unos pantalones pitillo azules eléctricos y una camiseta rosa palo. Christian se levanta para darle dos besos y después se sienta. De nuevo el cosquilleo, esa sensación de felicidad está otra vez.
Rubén (mirándole): Estás más delgado, ¿te ha pasado algo? ¿Comes lo suficiente?
Christian: C-Claro… ¿Y tú cómo estás? Te veo igual de… Que siempre.
Rubén: Estoy bien, ¿igual de qué?
Christian: Igual de guapo Rubén (se sonroja).
Rubén: V-Vaya…
Christian: ¿Sabes algo de Dani?
Aunque no lo demuestra, a Rubén le duele esa pregunta, ¿no habían quedado ellos dos? ¿Por qué tenían que hablar de él? Se ha tenido que ir por su culpa, si él no tuviese esos episodios bulímicos no estaría en Londres, ni mucho menos haría sufrir a un chico que no lo merece.
Niega con la cabeza y cuando el camarero se acerca pide un café con hielo. Después vuelve la vista a Christian y le sonríe. Se lo imagina desnudo sobre su cama, recorriéndolo con su piel y escuchándolo jadear mientras le hace todo lo que desea hacerle. No puede evitar la erección y se sonroja, por suerte Christian no lo ve.
El silencio que hay entre los dos es bastante incómodo, pero sólo hay unas palabras que pueden romper tanto el silencio como los esquemas del mayor.
Christian: Te echo de menos, abrazado a mí.
Rubén (sonrojado): Y yo a ti…
Christian: Me… Me gustaría volver a pasar un día contigo. Los juntos, sin nada más que tú y yo. ¿Qué te parece?
Ha pasado lo que no creía que pasaría. ¿Sin nada más que ellos dos? Es su sueño. Podrá demostrarle todo lo que le quiere, que estará a su lado, que sin él no sabe ser feliz, que le apoyará siempre en todo…
Rubén: Claro, cuando tú quieras cielo.
Christian: Estamos a miércoles y bueno… Tengo mañana y pasado exámenes, el viernes termino. ¿Me recoges en el instituto y pasamos juntos el fin de semana?
Rubén (bastante ilusionado): ¿El fin de semana?
Christian: Si te viene mal no pasa nada…
Rubén: No, al contario, perfecto. ¿Te recojo entonces el viernes?
Christian: Claro cielo, he de irme que tengo que recoger a mi hermana… (sonríe). Nos vemos el viernes, ¿no?
Rubén: Por supuesto, ¿quieres que te acompañe?
Christian (niega): No… Estarán las amigas de mi madre y no quiero que hablen.
Rubén: De acuerdo cielo, nos vemos.
Ambos se levantan y se funden en un abrazo, antes de separarse Christian hace algo que deja a Rubén helado, le besa suavemente en los labios, tras ello se separa y tras un “te quiero, adiós” se marcha.
Fundido en Negro.

Parte 2.
Las amigas de Christian ya lo saben. Les tuvo que contar lo de Dani ya que estaba bastante afligido y poco hablador los primeros días. Lo contó con miedo ya que no sabía que podrían pensar y tras abrazarlo y decirle que estarían ahí para apoyarle se sintió más seguro de sí mismo. Después de eso, se preparó psicológicamente.
Tras buscar por la red encontró a un psicólogo que vivía cerca de su casa, se llama Phil. No es mayor, pero tampoco es joven, de unos treinta años, él no se ha fijado en eso. En la primera cita le dio los pocos ahorros que tenía, se presentó, estuvieron hablando y nada más, le citó para tres días después.
Ese día Christian no tenía más dinero y lo llamó para cancelar la cita a lo que Phil le respondió que no tenía que pagarle nada, que le ayudaría sin nada a cambio. Él se extrañó pero decidió ir, esa tarde pasó algo que no sabría explicar por qué.
Le explicó el miedo que había sentido de pequeño hacia su familia, a hablar con los demás. Le contó la primera vez que descubrió que era homosexual con Víctor. Le habló de Georgina, de lo que ella le había hecho, de lo que él le había hecho a ella con Dani, de la marcha de este a Londres por su amnesia debido a la desnutrición avanzada ocasionada por su bulimia. Le contó lo que sentía cuando estaba cerca de Rubén, y después Phil le preguntó por sus sueños y aspiraciones en la vida. Christian respondió que le gustaría ser escritor, escribir alguna novela que llegara a los corazones de los demás, que les hiciese reflexionar acerca de un tema en concreto, tal vez escribiría sobre amor, o sobre la muerte. También le gustaría saber tocar algún instrumento, ser capaz de tener la música cerca de él cuando caiga y no pueda más. Le gustaría ser también fotógrafo, estudiar diseño gráfico, poder dedicarse eso al mismo tiempo que escribe sus novelas.
Phil le responde que todo eso está muy bien, pero que debe de bajarse de la nube. Le cuenta que los grandes héroes nunca han nacido grandes, que se han ido formando poco a poco, que tienen que pasar por diversas pruebas que se les pone para llegar a lo que llegan a ser, y que la vida, esos años que están entre nuestro futuro y nuestro presente son sólo una prueba que nos pone la vida para ver si somos capaces o no de cumplir nuestros sueños. Le habla de Justin Bieber, de ese chico que pasó de unos vídeos de youtube a tener fans en todo el mundo, ese chico que en una de sus canciones “never say never”. ¿Por qué se iba a rendir él? ¿No quería ser escritor? ¿Estudiar diseño gráfico? ¿Por qué no lo iba a conseguir? Sólo es una prueba, esas diversas caídas sólo le iban a enseñar a hacerse más fuerte, a levantarse sin ayuda de nadie. Era lógico que en las primeras caídas sufriese más, que poco a poco se iba a acostumbrar a estar abajo y que desde lo más profundo resurgiría.
Christian se emocionó, se le llenaron los ojos de lágrimas y le dijo que él sólo era ya un chico que soñaba con ser héroe y que se había quedado en adolescente. Entonces Phil le dijo que no, que luchase por su felicidad, por su futuro, que si era lo suficientemente fuerte, lo lograría, solo o acompañado. Añadió que habría gente que le acompañaría, que le haría feliz, pero que se tendrían que marchar porque sólo estarían en su vida para aportar un granito de arena que sería imprescindible en su formación, que otras de esas personas estarían hasta el día de su muerte y que le aportarían una amistad enorme.
Que tendría que pasar por muchos chicos que le darían su amor, pero que sólo uno le haría sentir especial, no debía de venirse abajo si perdía a uno de ellos porque entonces querría decir que había uno mejor esperándole.
Y entonces, Christian se marchó esa tarde sabiendo que el sufrimiento y la causa de sus lágrimas y dolor eran sólo el prólogo de su sonrisa y felicidad.
Fundido en Negro.

Parte 3.
Es viernes. Ha terminado los exámenes y está nervioso. Se ha llevado al instituto dos mochilas, una con los libros y otra con ropa, pantalones, camisetas y ropa interior; estaba esperando a que Rubén llegase a recogerle. Los chicos y chicas pasan delante de él y se le quedan mirando, últimamente ha estado bastante raro pero como siempre ha sacado todo sobresaliente así que no se preocupan más, además, es un chico que sólo tiene dos o tres amigas, para sus compañeros es el raro de la clase, el maricón.
Un Ford blanco llega y de él se baja Rubén, saluda a Christian y este camina hacia él. Se comporta frío ya que no quiere demostrar delante de nadie su homosexualidad, abre el maletero rechazando la ayuda del conductor y deja las mochilas. Una vez están los dos subidos y se han alejado del instituto, se acerca a él y le besa la mejilla.
Christian: Gracias por venir, te quiero. Perdóname por haberme comportado así, no quería delante de la gente... Ya sabes.
Rubén: Claro, no pasa nada. ¿Sabes qué vamos a comer hoy?
Christian (niega con la cabeza): Dime.
Rubén: Si has sacado buenas notas, pasta a la carbonara como a ti te gusta, si no, pues te daré un vaso de agua y ya tienes suficiente por hoy.
Christian (ríe): He sacado todo sobresaliente… Lo siento…
Ambos estallan a reír y Rubén para un momento el coche para abrazar al joven, después le besa la mejilla sonoramente y le susurra al oído que se siente muy orgulloso, tras lo cual reanuda el camino hacia casa.
Mientras tanto Christian saca su reproductor mp5 y Rubén le dice que lo ponga en el adaptador, hace lo que le mandan y la primera canción que suena en los altavoces del coche es “Stuck in the moment” de Justin Bieber. Christian sonríe y comienza a tararear la canción mientras que Rubén se queda extrañado ya que desconocía ese gusto musical por parte de su acompañante.
Aun así no dice nada ya que se ha dibujado una sonrisa en su cara y eso le hace feliz, él también sonríe porque pasará un fin de semana muy feliz al lado de alguien a quien quiere muchísimo y le hace sentir completo, único.

Parte 4.
Han llegado a la casa y Christian ha dejado sus cosas mientras Rubén ponía la mesa y echaba la comida en los respectivos platos, después el estudiante se ha quitado el uniforme y se ha vestido con una camiseta y unos pantalones cortos.
Están sentados en la mesa y comen uno frente al otro. Christian no sabe si contarle a Rubén lo de su visita al psicólogo, ¿para qué? ¿Acaso iba a solucionar algo? Sólo habían sido un par de visitas o tres, nada, sin transcendencia ninguna, total…
Rubén: Te veo muy callado, ¿qué te pasa cielo?
Christian: N-Nada, ¿qué va a pasar? (toma más tallarines). Estoy bien, de verdad.
Rubén: ¿Seguro? Si te pasa algo, de verdad dímelo por favor…
Christian: No es nada mi vida, de verdad (sonríe).
Le oculta sus pensamientos y termina de comer. Tras recoger la mesa se prepara para pasar una larga tarde al lado de Rubén, del chico que le saca sonrisas con sólo mirarle, de esa persona especial que ha llegado a su vida y le está aportando un granito de arena.
Se ve reflejado en sus ojos, rodeado por sus brazos y pegado a él, cerca de sus labios, de ese sitio prohibido que saca su parte más escondida y peligrosa. Se acerca más aún hasta que sus labios se juntan con los de él y se produce una nueva explosión en su interior.
Ahí está otra vez ese torbellino de sentimientos que le hace estar arriba en un segundo. Le marea, le produce alegría y felicidad; le produce hormigueo en el estómago y le da la vida. Ahí está de nuevo esa sensación de estar a millones kilómetros de distancia de la tierra, rozando con las manos el polvo de estrella con las manos.
Cuando sus labios se separan para dar paso a un te quiero y una mirada profunda y sincera. A pesar de lo que esos ojos le hacen sentir, el vacío de sus labios está presente. Christian se empuja a sí mismo contra Rubén y lo vuelve a besar, esta vez llevando más lejos que nunca su pasión, acariciando su pecho y disfrutando de sus labios.
Baja las manos hasta abajo y las mete por debajo de su camiseta, acaricia su piel desnuda y después se separa de él cortando el beso para quitarle la camiseta, vuelve a sus labios tras dejarlo con el torso al aire. Recorre su pecho con los dedos mientras saborea sus labios, lo hace de forma lenta y pausada al mismo tiempo que se tumban sobre el sofá, después desabrocha su pantalón y los baja justamente hasta la línea del bóxer, acaricia su miembro ya erecto y sonríe. Primero le muerde el labio y tira suavemente de él, después lo suelta y baja hasta abajo soltando el bóxer y dejando al aire el sexo de Rubén, primero lo acaricia con los labios desde la base hasta el glande tras lo cual comienza a masturbar la base introduciendo en su boca el glande. Comienza a hacer la felación con los labios y la lengua provocando en el mayor unos jadeos sonoros aumentando la excitación de Christian.
Tras esto, Rubén se echa sobre Christian desnudándolo de forma rápida y comienza a besarle el cuello mientras le masturba agitándole por dentro.
Esta vez el torbellino de sentimientos es más fuerte, le golpea por dentro como si se golpease a sí mismo contra un muro de hormigón. Todo sube y baja, su corazón se acelera con cada acto suyo y sus pensamientos golpean cada neurona de su cerebro con una maza. Y entonces, llega Dani y con él los besos, las noches en la cama hasta tarde abrazados, las noches en las que se entregaron el uno al otro.
Y una punzada de dolor.
Rubén (jadeando): ¿T-Te duele?
Su voz le trae a la realidad. Le ha penetrado un poco y le duele, claro que le duele, pero niega y se pega más aún contra él, hunde los dedos en sus hombros mientras el sexo de Rubén va entrando poco a poco. Gime fuerte y aprieta los, una vez llega al fondo y comienzan las embestidas no es capaz de parar los gemidos de vez en cuando pausados por los sollozos del dolor.
Busca los labios de Dani, se encuentra los de Rubén. Desea que le acunen los brazos de Dani mientras lo hacen, se encuentra con los de su mejor amigo. Añora su nombre en los labios de su novio en el momento de la eyaculación, lo oye en labios de un extraño.
Rubén (aún agitado): Y-Ya… (se sonroja).
Christian le besa al tiempo que se mueve para que el sexo del chico salga, se sienta sobre él y le abraza, lo hace fuerte y cierra los ojos, después susurra un te quiero y suspira.
¿Por qué lo ha hecho? Sólo quería ser feliz, ir despacio, sin sexo, sin prisas; a pasos cortos y demostraciones largas. Y ahí está, que acaba de empezar su fin de semana con el mejor amigo de su, todavía, novio y acaba de acostarse con él. No se arrepiente, no es arrepentimiento lo que siente, es dolor e ira hacia sí mismo. Se había propuesto disfrutar de Rubén, de hacerlo sin que nadie más inundara sus pensamientos, y lo había buscado a él.
A veces el amor no sabe como lo buscamos, o tal vez las segundas oportunidades no sirvan para olvidar a quien hemos amado antes, que simplemente nos ayudan a tapar ese amor y convertirlo en algo más real y bonito, cuando sólo es una mentira más que nos esforzamos en creer.

2 comentarios:

  1. NSKBFBR3F me encanto el capitulo *-* me gusta mucho comopones lo de fundido en negro ^.^
    Espeor saber mas!!
    Un beso cielo!

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  2. Mola, cada frase da ganas de leer mas :)

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¿Te gusta? Añade un comentario, me vas a hacer muy feliz con él. También puedes convertirte en seguidor y saber cómo continua la historia de Christian, espero que te guste.
ATT.: Francisco Torres Mellado.