Parte 1.
Han pasado dos semanas desde la
última vez que Christian queda con Rubén. Aún no ha llegado y los nervios no
dejan de crecer. Se fue de su casa antes de decirle que Rubén no le quería, que
le amaba. Ahora está más delgado que antes, pesa cincuenta y cinco perfectos
kilos. Su madre tras verlo tan mal ha hecho que comience a ir a un psicólogo,
Fer. Así se llama, y es homosexual. Desde la primera tarde que pasó en su
consulta él se dio cuenta de lo que a Christian le pasaba, y tras decirle que
no podía callarse toda su vida sus males, comenzó a llorar y lo contó todo,
desde el principio hasta el final. El cómo había perdido la virginidad con
Víctor, cómo había conocido a Georgina, se había enamorado de Dani, el
enterarse de los cuernos de su novia y cómo Dani, el amor de su vida se había
marchado a Londres sin acordarse de nada.
También le había contado lo que
sentía cuando Rubén estaba cerca. Fer lo había calificado de amor, Christian
como afecto.
Está sentado en una terraza. Ya
es mayo y el calor comienza a presentarse. La gente pasea ya por la calle como
si fuese verano y Christian se ha puesto unos pantalones cortos verdes y
blancos de cuadros pequeños y una camiseta blanca con un 9 dorado. Se ha
cortado el pelo, ya no lleva su perfecto flequillo sino una cresta de unos diez
centímetros de alto. Juega a un juego de su nuevo móvil mientras espera a su
amigo. No sabe cómo estará, si seguirá sintiendo lo mismo, pero tiene que
hablar con él, contarle que le echa de menos y que le gustaría intentarlo.
Pero hay un problema, ¿va a
querer salir con él siendo el mejor amigo de Dani? Lo duda, y le da miedo
porque se siente impotente ante el rechazo. ¿Afecto o amor? Le da igual, sólo
sabe que el cosquilleo que siente cuando Rubén está cerca no es normal y que si
por él fuera, pasaría con él su vida entera.
El chico llega y le sonríe
mostrando felicidad. Se ha vestido con unos pantalones pitillo azules
eléctricos y una camiseta rosa palo. Christian se levanta para darle dos besos
y después se sienta. De nuevo el cosquilleo, esa sensación de felicidad está
otra vez.
Rubén (mirándole): Estás más
delgado, ¿te ha pasado algo? ¿Comes lo suficiente?
Christian: C-Claro… ¿Y tú cómo
estás? Te veo igual de… Que siempre.
Rubén: Estoy bien, ¿igual de qué?
Christian: Igual de guapo Rubén
(se sonroja).
Rubén: V-Vaya…
Christian: ¿Sabes algo de Dani?
Aunque no lo demuestra, a Rubén
le duele esa pregunta, ¿no habían quedado ellos dos? ¿Por qué tenían que hablar
de él? Se ha tenido que ir por su culpa, si él no tuviese esos episodios
bulímicos no estaría en Londres, ni mucho menos haría sufrir a un chico que no
lo merece.
Niega con la cabeza y cuando el
camarero se acerca pide un café con hielo. Después vuelve la vista a Christian
y le sonríe. Se lo imagina desnudo sobre su cama, recorriéndolo con su piel y
escuchándolo jadear mientras le hace todo lo que desea hacerle. No puede evitar
la erección y se sonroja, por suerte Christian no lo ve.
El silencio que hay entre los dos
es bastante incómodo, pero sólo hay unas palabras que pueden romper tanto el
silencio como los esquemas del mayor.
Christian: Te echo de menos,
abrazado a mí.
Rubén (sonrojado): Y yo a ti…
Christian: Me… Me gustaría volver
a pasar un día contigo. Los juntos, sin nada más que tú y yo. ¿Qué te parece?
Ha pasado lo que no creía que
pasaría. ¿Sin nada más que ellos dos? Es su sueño. Podrá demostrarle todo lo
que le quiere, que estará a su lado, que sin él no sabe ser feliz, que le
apoyará siempre en todo…
Rubén: Claro, cuando tú quieras
cielo.
Christian: Estamos a miércoles y
bueno… Tengo mañana y pasado exámenes, el viernes termino. ¿Me recoges en el
instituto y pasamos juntos el fin de semana?
Rubén (bastante ilusionado): ¿El
fin de semana?
Christian: Si te viene mal no
pasa nada…
Rubén: No, al contario, perfecto.
¿Te recojo entonces el viernes?
Christian: Claro cielo, he de
irme que tengo que recoger a mi hermana… (sonríe). Nos vemos el viernes, ¿no?
Rubén: Por supuesto, ¿quieres que
te acompañe?
Christian (niega): No… Estarán
las amigas de mi madre y no quiero que hablen.
Rubén: De acuerdo cielo, nos
vemos.
Ambos se levantan y se funden en
un abrazo, antes de separarse Christian hace algo que deja a Rubén helado, le
besa suavemente en los labios, tras ello se separa y tras un “te quiero, adiós”
se marcha.
Fundido en Negro.
Parte 2.
Las amigas de Christian ya lo
saben. Les tuvo que contar lo de Dani ya que estaba bastante afligido y poco
hablador los primeros días. Lo contó con miedo ya que no sabía que podrían
pensar y tras abrazarlo y decirle que estarían ahí para apoyarle se sintió más
seguro de sí mismo. Después de eso, se preparó psicológicamente.
Tras buscar por la red encontró a
un psicólogo que vivía cerca de su casa, se llama Phil. No es mayor, pero
tampoco es joven, de unos treinta años, él no se ha fijado en eso. En la
primera cita le dio los pocos ahorros que tenía, se presentó, estuvieron
hablando y nada más, le citó para tres días después.
Ese día Christian no tenía más
dinero y lo llamó para cancelar la cita a lo que Phil le respondió que no tenía
que pagarle nada, que le ayudaría sin nada a cambio. Él se extrañó pero decidió
ir, esa tarde pasó algo que no sabría explicar por qué.
Le explicó el miedo que había
sentido de pequeño hacia su familia, a hablar con los demás. Le contó la
primera vez que descubrió que era homosexual con Víctor. Le habló de Georgina,
de lo que ella le había hecho, de lo que él le había hecho a ella con Dani, de
la marcha de este a Londres por su amnesia debido a la desnutrición avanzada
ocasionada por su bulimia. Le contó lo que sentía cuando estaba cerca de Rubén,
y después Phil le preguntó por sus sueños y aspiraciones en la vida. Christian
respondió que le gustaría ser escritor, escribir alguna novela que llegara a
los corazones de los demás, que les hiciese reflexionar acerca de un tema en
concreto, tal vez escribiría sobre amor, o sobre la muerte. También le gustaría
saber tocar algún instrumento, ser capaz de tener la música cerca de él cuando
caiga y no pueda más. Le gustaría ser también fotógrafo, estudiar diseño
gráfico, poder dedicarse eso al mismo tiempo que escribe sus novelas.
Phil le responde que todo eso
está muy bien, pero que debe de bajarse de la nube. Le cuenta que los grandes
héroes nunca han nacido grandes, que se han ido formando poco a poco, que
tienen que pasar por diversas pruebas que se les pone para llegar a lo que
llegan a ser, y que la vida, esos años que están entre nuestro futuro y nuestro
presente son sólo una prueba que nos pone la vida para ver si somos capaces o
no de cumplir nuestros sueños. Le habla de Justin Bieber, de ese chico que pasó
de unos vídeos de youtube a tener fans en todo el mundo, ese chico que en una
de sus canciones “never say never”. ¿Por qué se iba a rendir él? ¿No quería ser
escritor? ¿Estudiar diseño gráfico? ¿Por qué no lo iba a conseguir? Sólo es una
prueba, esas diversas caídas sólo le iban a enseñar a hacerse más fuerte, a
levantarse sin ayuda de nadie. Era lógico que en las primeras caídas sufriese
más, que poco a poco se iba a acostumbrar a estar abajo y que desde lo más
profundo resurgiría.
Christian se emocionó, se le
llenaron los ojos de lágrimas y le dijo que él sólo era ya un chico que soñaba
con ser héroe y que se había quedado en adolescente. Entonces Phil le dijo que
no, que luchase por su felicidad, por su futuro, que si era lo suficientemente
fuerte, lo lograría, solo o acompañado. Añadió que habría gente que le
acompañaría, que le haría feliz, pero que se tendrían que marchar porque sólo
estarían en su vida para aportar un granito de arena que sería imprescindible
en su formación, que otras de esas personas estarían hasta el día de su muerte
y que le aportarían una amistad enorme.
Que tendría que pasar por muchos
chicos que le darían su amor, pero que sólo uno le haría sentir especial, no
debía de venirse abajo si perdía a uno de ellos porque entonces querría decir
que había uno mejor esperándole.
Y entonces, Christian se marchó
esa tarde sabiendo que el sufrimiento y la causa de sus lágrimas y dolor eran
sólo el prólogo de su sonrisa y felicidad.
Fundido en Negro.
Parte 3.
Es viernes. Ha terminado los
exámenes y está nervioso. Se ha llevado al instituto dos mochilas, una con los
libros y otra con ropa, pantalones, camisetas y ropa interior; estaba esperando
a que Rubén llegase a recogerle. Los chicos y chicas pasan delante de él y se
le quedan mirando, últimamente ha estado bastante raro pero como siempre ha
sacado todo sobresaliente así que no se preocupan más, además, es un chico que
sólo tiene dos o tres amigas, para sus compañeros es el raro de la clase, el
maricón.
Un Ford blanco llega y de él se
baja Rubén, saluda a Christian y este camina hacia él. Se comporta frío ya que
no quiere demostrar delante de nadie su homosexualidad, abre el maletero
rechazando la ayuda del conductor y deja las mochilas. Una vez están los dos subidos
y se han alejado del instituto, se acerca a él y le besa la mejilla.
Christian: Gracias por venir, te
quiero. Perdóname por haberme comportado así, no quería delante de la gente...
Ya sabes.
Rubén: Claro, no pasa nada.
¿Sabes qué vamos a comer hoy?
Christian (niega con la cabeza):
Dime.
Rubén: Si has sacado buenas
notas, pasta a la carbonara como a ti te gusta, si no, pues te daré un vaso de
agua y ya tienes suficiente por hoy.
Christian (ríe): He sacado todo
sobresaliente… Lo siento…
Ambos estallan a reír y Rubén
para un momento el coche para abrazar al joven, después le besa la mejilla
sonoramente y le susurra al oído que se siente muy orgulloso, tras lo cual
reanuda el camino hacia casa.
Mientras tanto Christian saca su
reproductor mp5 y Rubén le dice que lo ponga en el adaptador, hace lo que le
mandan y la primera canción que suena en los altavoces del coche es “Stuck in the moment” de Justin Bieber.
Christian sonríe y comienza a tararear la canción mientras que Rubén se queda
extrañado ya que desconocía ese gusto musical por parte de su acompañante.
Aun así no dice nada ya que se ha
dibujado una sonrisa en su cara y eso le hace feliz, él también sonríe porque
pasará un fin de semana muy feliz al lado de alguien a quien quiere muchísimo y
le hace sentir completo, único.
Parte 4.
Han llegado a la casa y Christian
ha dejado sus cosas mientras Rubén ponía la mesa y echaba la comida en los
respectivos platos, después el estudiante se ha quitado el uniforme y se ha
vestido con una camiseta y unos pantalones cortos.
Están sentados en la mesa y comen
uno frente al otro. Christian no sabe si contarle a Rubén lo de su visita al
psicólogo, ¿para qué? ¿Acaso iba a solucionar algo? Sólo habían sido un par de
visitas o tres, nada, sin transcendencia ninguna, total…
Rubén: Te veo muy callado, ¿qué
te pasa cielo?
Christian: N-Nada, ¿qué va a
pasar? (toma más tallarines). Estoy bien, de verdad.
Rubén: ¿Seguro? Si te pasa algo,
de verdad dímelo por favor…
Christian: No es nada mi vida, de
verdad (sonríe).
Le oculta sus pensamientos y
termina de comer. Tras recoger la mesa se prepara para pasar una larga tarde al
lado de Rubén, del chico que le saca sonrisas con sólo mirarle, de esa persona
especial que ha llegado a su vida y le está aportando un granito de arena.
Se ve reflejado en sus ojos,
rodeado por sus brazos y pegado a él, cerca de sus labios, de ese sitio
prohibido que saca su parte más escondida y peligrosa. Se acerca más aún hasta
que sus labios se juntan con los de él y se produce una nueva explosión en su interior.
Ahí está otra vez ese torbellino
de sentimientos que le hace estar arriba en un segundo. Le marea, le produce
alegría y felicidad; le produce hormigueo en el estómago y le da la vida. Ahí
está de nuevo esa sensación de estar a millones kilómetros de distancia de la
tierra, rozando con las manos el polvo de estrella con las manos.
Cuando sus labios se separan para
dar paso a un te quiero y una mirada profunda y sincera. A pesar de lo que esos
ojos le hacen sentir, el vacío de sus labios está presente. Christian se empuja
a sí mismo contra Rubén y lo vuelve a besar, esta vez llevando más lejos que
nunca su pasión, acariciando su pecho y disfrutando de sus labios.
Baja las manos hasta abajo y las
mete por debajo de su camiseta, acaricia su piel desnuda y después se separa de
él cortando el beso para quitarle la camiseta, vuelve a sus labios tras dejarlo
con el torso al aire. Recorre su pecho con los dedos mientras saborea sus
labios, lo hace de forma lenta y pausada al mismo tiempo que se tumban sobre el
sofá, después desabrocha su pantalón y los baja justamente hasta la línea del
bóxer, acaricia su miembro ya erecto y sonríe. Primero le muerde el labio y
tira suavemente de él, después lo suelta y baja hasta abajo soltando el bóxer y
dejando al aire el sexo de Rubén, primero lo acaricia con los labios desde la
base hasta el glande tras lo cual comienza a masturbar la base introduciendo en
su boca el glande. Comienza a hacer la felación con los labios y la lengua
provocando en el mayor unos jadeos sonoros aumentando la excitación de
Christian.
Tras esto, Rubén se echa sobre
Christian desnudándolo de forma rápida y comienza a besarle el cuello mientras
le masturba agitándole por dentro.
Esta vez el torbellino de
sentimientos es más fuerte, le golpea por dentro como si se golpease a sí mismo
contra un muro de hormigón. Todo sube y baja, su corazón se acelera con cada
acto suyo y sus pensamientos golpean cada neurona de su cerebro con una maza. Y
entonces, llega Dani y con él los besos, las noches en la cama hasta tarde
abrazados, las noches en las que se entregaron el uno al otro.
Y una punzada de dolor.
Rubén (jadeando): ¿T-Te duele?
Su voz le trae a la realidad. Le
ha penetrado un poco y le duele, claro que le duele, pero niega y se pega más
aún contra él, hunde los dedos en sus hombros mientras el sexo de Rubén va
entrando poco a poco. Gime fuerte y aprieta los, una vez llega al fondo y
comienzan las embestidas no es capaz de parar los gemidos de vez en cuando
pausados por los sollozos del dolor.
Busca los labios de Dani, se
encuentra los de Rubén. Desea que le acunen los brazos de Dani mientras lo
hacen, se encuentra con los de su mejor amigo. Añora su nombre en los labios de
su novio en el momento de la eyaculación, lo oye en labios de un extraño.
Rubén (aún agitado): Y-Ya… (se
sonroja).
Christian le besa al tiempo que
se mueve para que el sexo del chico salga, se sienta sobre él y le abraza, lo
hace fuerte y cierra los ojos, después susurra un te quiero y suspira.
¿Por qué lo ha hecho? Sólo quería
ser feliz, ir despacio, sin sexo, sin prisas; a pasos cortos y demostraciones
largas. Y ahí está, que acaba de empezar su fin de semana con el mejor amigo de
su, todavía, novio y acaba de acostarse con él. No se arrepiente, no es
arrepentimiento lo que siente, es dolor e ira hacia sí mismo. Se había
propuesto disfrutar de Rubén, de hacerlo sin que nadie más inundara sus
pensamientos, y lo había buscado a él.
A veces el amor no sabe como lo
buscamos, o tal vez las segundas oportunidades no sirvan para olvidar a quien
hemos amado antes, que simplemente nos ayudan a tapar ese amor y convertirlo en
algo más real y bonito, cuando sólo es una mentira más que nos esforzamos en
creer.
NSKBFBR3F me encanto el capitulo *-* me gusta mucho comopones lo de fundido en negro ^.^
ResponderEliminarEspeor saber mas!!
Un beso cielo!
Mola, cada frase da ganas de leer mas :)
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