sábado, 28 de julio de 2012

Capítulo 13:


Parte 1.
¿Alguna vez os ha pasado que os prometéis que no os vais a volver a entregar a una persona sólo porque no creéis en el amor? Esa expresión esconde un sufrimiento ante el dolor de un amor que nos ha marcado. A pesar de todo, ¿nos os da igual encontrar a alguien que os quiera y os respete como sois?
Eso le ha pasado a él.
Juró no volver a enamorarse de nadie, que sólo viviría el momento, las relaciones de un solo día, y ahora ha entregado su corazón a otro chico que se ha cruzado por delante, un chico que le ama y al cual se entrega todas las tardes en su casa. Samuel, el chico que el 8 de mayo domingo le había pedido salir, el chico que se emborrachaba los sábados noche y hacía locuras con todos. Ese chico que le había prometido a su novio cambiar y comportarse mejor.
Christian había comenzado el instituto tras las vacaciones bastante feliz. En su clase se preparaban para realizar el viaje a Londres al cual salían el lunes 16, sólo quedaban 6 días ya que estaban a martes 10 y los nervios estaban a flor de piel de los estudiantes. En clase de inglés hacían redacciones acerca de lo que iban a hacer y en francés, a causa de que se unían las dos clases aprovechaban para hablar entre ellos del viaje que harían. Iba a ser bonito, ¿vedad? Ver Londres, vivir una nueva aventura y mezclarte en las calles de una ciudad tan enigmática como lo era la ciudad.
Él estaba en una habitación con un chico de tercero de ESO ya que el viaje de estudios en su instituto era compartido. Xavier es buen amigo suyo y no dudó en decirle que sí dormiría con él. No era feo, de hecho podría llegar a admitir que le gustaba si no fuera porque él es heterosexual y algo homófobo.
En ocasiones también fantaseaba con encontrarse a Rubén, era imaginarlo y sus nervios se activaban, ¿acaso podría ser posible encontrárselo? Después de todo no sabía si había vuelto a España y le hacía ilusión verlo y saber dónde había sido enterrado Dani, si no lo habían incinerado claro…
Nina: ¿En qué piensas cerdi?
Christian (girando la cabeza hacia su amiga): En Rubén y Dani.
Nina: Christian, ¿cuándo vas a olvidar?
Christian: Nina, ¿cuándo te vas a dar cuenta de que nunca?
Nina: No lo entiendo, estás con un bombón de tío ¿y piensas en tu ex?
Christian (alarmado): ¡Calla!
Por suerte nadie le había oído y su amiga hace una mueca con la cara a modo de disculpa, después vuelven la cabeza hacia el lado de la profesora, ella sigue con sus dibujos en la mesa y Christian vuelve a sumirse en sus pensamientos.
¿Cómo estará Samuel?

Parte 2.
¿Cómo había podido enamorarse de esa manera de un chico de quince años? Seguía sin poder entenderlo, pero es que era tan distinto y diferente a los demás chicos con los que había compartido cama…
Samuel está sentado al fondo de su clase. Tendría que estar en primero de bachiller pero está en cuarto a causa de sus malos estudios, ¿su media? Un cinco raspado, si llega a él claro. Ahora mismo jugando con su bolígrafo azul mientras su profesor de matemáticas intenta explicar cómo realizar una ecuación por el método de Ruffini. Otra vez aquel tostón de clase que se había tragado el año pasado, pero claro, estaba repitiendo y así eran todas las clases, iguales que las del año pasado.
Profesor: Samuel, ¿me podrías decir cuál es el resultado?
Este se levanta de la silla tirando su portalápices al suelo y dice algo inentendible provocando las risas de la clase y el enfurecimiento de su profesor.
Profesor: ¡Así vas! ¡Siempre pensando en lo que no debes! ¿Quieres tener un futuro? ¡Pues o te aplicas o te vas de mis clases porque así me niego a darte clase!
Samuel acepta las condiciones de su profesor, y en lugar de sentarse y agachar la cabeza recoge sus cosas y se cuelga la mochila al hombro, se dispone a salir cuando su profesor vuelve a gritarle varias expresiones que usa contra los chicos que se niegan a atender en clase.
Samuel: Mira, estoy aquí por voluntad propia porque me podría haber salido, si no atiendo es mi problema, lo que cuenta es la nota del examen, ¿no? Usted no es quién para ponerse así en clase si no le he atendido, pero así lo único que va a conseguir es cosas como esta (le hace un corte de maga y sonríe). Hasta luego.
Sale de la clase cerrando la puerta con un portazo y huye del instituto directo a su casa. De camino se enciende un cigarro y se pone a pensar de nuevo en su novio. La noche del domingo lo había hecho, se había armado de valor y se lo había pedido con miedo a que le rechazase, pero por suerte no había sucedido así.

Sobre la cama laa ropa estorbaba y sus labios impedían que pensara con claridad. Samuel empujaba a Christian contra la cama con su propio cuerpo. El calor se expande desde su entrepierna hasta su cerebro quemando cualquier pensamiento que le incite a parar, sólo necesita seguir, desnudarlo y hacerlo suyo con todo el cariño, amor y pasión que pueda.
Sus propias manos le quitan los pantalones y le agarran el pene erecto provocando un leve jadeo en los labios del joven. Él le mira a los ojos nervioso ¿tendría miedo o es que no estaba preparado aún?
Samuel (susurrando en su oído mientras le acaricia su sexo): ¿Es tu primera vez cielo?
Christian niega con la cabeza suavemente y sonríe de una forma tan pícara que una bomba estalla en su interior, ya sí que no iba a parar y lo haría sin pensar en las consecuencias, ¿por qué no? Lo deseaba y sentía una necesidad de hacerlo suyo.
Vuelve a besarlo de nuevo y esta vez Christian se lanza a la piscina, introduce su lengua en la boca de él y lame su paladar provocando que la erección apriete aún más en sus pantalones; mientras tanto el chico actúa como si le leyese los pensamientos y le quita la ropa de la parte de abajo y después le mira la camiseta. Una vez está Samuel desnudo la felación por parte de Christian comienza. No puede reprimir los gemidos y el apretar las caderas contra él introduciendo su sexo hasta la garganta del muchacho.
Después de terminar le mira con unos ojos marrones bañados en pasión y ganas de hacerlo todo con él. Entonces actúa rápido y se cambian de posiciones. Samuel le desnuda y acaricia su entrada con la yema de los dedos de forma suave provocando un jadeo sonoro en Christian.
Christian (susurrando): Samuel… Hazlo…
Y ocurre. Introduce su miembro de forma lenta en el interior del chico. Este se coge a las sábanas con fuerza mientras disfruta al notar cómo el otro se mueve en su interior pasando de hacerlo lento a dar embestidas con ligera fuerza.
El amor se consume y da paso a una bestia en el interior de las personas de una fuerza arrasadora que acaba en el sexo. Esa demostración de amor que se transforma en un acto carnal mediante el cual dos personas se entregan, se unen por algo más que besos y caricias. Una demostración tan hermosa como peligrosa en todos los sentidos.
Ya han terminado. Christian está acurrucado sobre el pecho de Samuel mientras este respira con tranquilidad. Ambos están aún desnudos bajo las sábanas y están medio dormidos medio extasiados por la presión del momento.
El reloj marca aún las 23:57 y Samuel no quiere perder un solo segundo más de ese día tan especial, quiere hacerlo, tiene que hacerlo, porque se ha unido demasiado. ¿Y si le rechaza? Ese es el miedo que nos para a todos, el miedo que mata un “te quiero” en nuestros labios.
Samuel (susurrando): Christian, sé que es precipitado, que estamos juntos desde el miércoles pero… ¿Te gustaría saber conmigo?
Christian le mira y sonríe leve, se mueve ligeramente acercándose a su cara y le besa lentamente, después se separa un poco no sin dejar de rozar su nariz con la de él y le da la respuesta.
Christian: Sí.

Vuelve a sonreír mientras está terminando su cigarro. Ha sufrido una ligera erección al recordar la forma en que había hecho el amor con Christian. Recordar sus besos, sus caricias y jadeos, el susurro de su nombre mientras llegaba al clímax.
Todo era tan perfecto que casi no se lo podía creer, como un cuento de hadas, como ese príncipe que tendría para siempre. Pero…
¿Acaso no todos los cuentos tienen un final?
Fundido en Negro.

Parte 3.
Christian ya ha llegado a casa y come bastante rápido para poder realizar todas las actividades de matemáticas que tiene que hacer y poder encender el ordenador para hablar con su novio. Su novio.
Aún siente mariposas en el estómago cada vez que lo piensa. Es que es tan nuevo para él, no el hecho de tener novio, es algo raro lo que siente por él. Es tan perfecto, tan mágico y vivo, tan distinto que no sabe cómo explicarlo o expresarse.

Son las seis de la tarde, ha tardado casi dos horas en hacer todas las actividades de matemáticas y la mayoría de ellas seguramente estarían mal, ¿qué más daba? Sólo quería hablar con él por lo que ha encendido el ordenador y ha entrado en Tuenti, la red social desde la cual se pasaba la mayor parte del día hablando con él.
Estaba conectado y al ver su nombre sonríe ampliamente, le inicia en el chat pero antes de darle tiempo a escribir un hola ya le ha llegado el mensaje de él.
Sam: Te echo de menos mi vida u.u
Chris: Yo más, no sabes hasta qué punto, ¿cuándo podré verte?
Sam: El viernes podemos quedar en el parque de enfrente de tu casa, y desde allí podemos ir a la mía si quieres y…
Chris: Cariño, sabes que el lunes me voy a Londres, te extrañaré muchísimo, tal vez demasiado… no quiero ir y dejarte aquí…
Sam: Lo sé y este fin de semana no podremos pasarlo juntos y el domingo intentaré llamarte, lo prometo mi vida, de verdad. Y tienes que ir, quiero que lo pases bien mi amor
Chris: N-no pasa nada… yo te dejaré un sms el lunes antes de subir al avión y te mandaré uno cuando llegue, pero no me respondas, ¿vale? Porque te costará mucho y no quiero que gastes dinero en mi… :$
Sam: Te contestaré todo lo que quiera, porque para eso te amo, ¿vale?
Chris: Oinss mi vida… :$ Yo te amo muchísimo más, ¿vale? Que lo sepas, siempre, para siempre.
De golpe se abre otra ventana en el chat, la miniatura de la foto la conoce a la perfección desde el principio, es ella.
Georgina: Hola Christian.
Chris: ¿Qué quieres?
Georgina: Quiero hablar contigo, ¿puede ser?
Chris: Oh claro, ¿por qué no? Rápido.
Ella comienza a escribir y mientras tanto Samuel le ha mandado varios mensajes a Christian. Este está demasiado nervioso como para hablar con él.
Chris: Cari mi madre quiere que recoja la ropa tendida, no tardo mi amor. Te amo.
Sam: Te espero feo :P
Georgina ya ha terminado de escribir y abre su chat, ha escrito algo bastante grande y comienza a leer.
Georgina: Te echo de menos. Aquí las cosas no van mal, de hecho me va bien con Liam. Pero no es lo que quería Christian, hay algo, me falta algo. Y creo que eres tú. Lo sé, sé que te hice algo de lo cual no me arrepiento, porque te lo merecías, y comprenderé que me odies. Pero aún veo en tus ojos los cien soles que encendimos juntos. ¿Cómo te va con Dani? Espero que bien. Seguramente eres más feliz con él que conmigo, y de hecho me alegro de ello porque no hay nada más que me llene por dentro que saber que estás bien después de todo. Yo ahora tengo miedo, ¿y si la pequeña no nace bien? He vuelto a vomitar cuando he comido con Liam, no como cuando estoy sola y eso es la mayoría de los días porque él se pasa las horas fuera, estudiando o haciendo algo para mí y para la niña, y yo aquí, destrozándome la vida y echando de menos a alguien a quien debería de odiar. ¿Por qué? No lo sé, ni quiero saberlo, pero sí te digo una cosa, quiero volver Christian, quiero estar contigo, a tu lado, sólo si me dejas. A ver… No me malinterpretes, no siento nada por ti, ya no quiero nada más porque lo nuestro se ha destrozado por completo y no se puede rescatar nada, ni queremos. Pero sí siento que debo de estar a tu lado, que no te debo dejar sólo, no sé si me entiendes. Lo siento.
¿Qué pasaba? ¿De verdad estaba leyendo esas palabras de Georgina? ¿Iba a volver? ¿Iba a estar su lado? Pero… ¿Por qué?
Christian niega con la cabeza delante de la pantalla del pc y teclea un “Ok”, le da a enviar y después le pide perdón a Samuel, le dice que se han complicado las cosas, que ya hablan mañana, se despiden con un te amo y rápidamente apaga el ordenador.
¿Y ahora qué? ¿Qué debía de hacer?
Por lo pronto relajarse, pensar bien las cosas, no podía ser cierto aquello. ¿Que Georgina le echaba de menos? ¿A él?
Le parecía ridículo e incluso una mentira de ella aunque en lo más profundo de su ser había un deseo de que fuera realidad, que esas palabras no estuviesen llenas de veneno sino que tuviesen algo de verdad.
Se levanta de la silla del ordenador y sale a la terraza, apoya los brazos en el balcón y suspira. Las lágrimas brotan de sus ojos y los aprieta fuertemente como si de alguna forma u otra la oscuridad que podía ver con los párpados abajo le pudiese engullir.
¿Estaba permitido echar de menos a alguien a quien quería muchísimo pero que al mismo tiempo odiaba con todo su ser?
Otra pregunta sin respuesta, o un sentimiento sin fundamento en este corazón gris cubierto de espinas, esperando a despertar de su largo sueño y de ese frío que le envolvía. Y tendía a buscar respuestas allí donde no las había, seguramente donde nunca las encontraría.
Tendría que volver a ese sitio lleno de sueños e ilusiones.
Allí donde él solía soñar y creerse invencible.
Fundido en Negro.

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ATT.: Francisco Torres Mellado.