Parte 1.
Todo pasa deprisa por debajo de
sus pies. Las calles atestadas de gente, el London Eye, el Big Ben; museos y
tiendes. Chicos sedientos de sexo, fiesta y alcohol. Chicas eufóricas por lucir
el nuevo vestido que se han comprado.
Y después sólo hay oscuridad.
Dani: ¿Por qué has venido? Aquí
no pintas nada Christian, ¿o acaso quieres sufrir?
Christian: ¿Dani? No te entiendo…
¿Qué pasa? ¿Dónde estás?
Dani: Quien busca, encuentra. Ya
me has encontrado, sólo te falta buscar.
Despierta sobresaltado. Está solo
en la habitación del hotel; busca las gafas y las encuentra en el sobresaliente
del cabecero. Se lleva la mano a la cabeza y suspira, ¿qué ha pasado? Sabe que
Dani está muerto o eso le dijo Rubén, sabe que su ex novio está enterrado en
cualquier cementerio de Londres, o lo habían repatriado a España y él no sabía
nada. Pero… ¿Por qué aquellos sueños? ¿Por qué aquellas palabras?
“Sólo te falta buscar”.
¿Sería una petición de salir a
las calles de una Londres con ganas de fiesta? Sólo era un sueño más, una
pesadilla que añadir a la colección.
Coge el móvil y aprieta el botón
que inunda la pantalla de luz y gracias a esta, gran parte de la habitación.
Dos y treinta y siete de la madrugada, viernes. Era el momento indicado para
buscar aquello que ya había encontrado.
Fundido en Negro.
Parte 2.
El piso está situado en pleno
centro de Londres y en la cuarta planta ocupa todo el espacio habitable. Todo
está decorado con muebles de madera natural barnizados en color negro y blanco.
Hay tres habitaciones de matrimonio y una habitación individual. Actualmente
sólo hay dos de las cinco personas que suelen habitar el piso. Uno de ellos es
el cantante que estaba en el pub que estuvo Christian. Se llama Alexander.
Se está arreglando para salir. Su
piel es más blanca de lo que parecía a la luz de los focos y su pelo es tan
negro como la oscuridad de la que estaba adueñada su vestimenta: una camiseta
de mangas hasta los codos con unas letras blancas que dicen “Fuck Distance”, unos pantalones pitillo
también negros y unas supra del mismo color que lo demás. Se pasa la plancha
por el pelo mientras le mira un chico algo menor que él de pelo castaño, ojos
dorados y piel ligeramente oscura.
Alexander: No puedes venir Dylan,
no puedes dejar que te vean (se da la vuelta para mirar al chico), entiéndelo.
Dylan: ¿Y tú puedes salir? Es que
no lo entiendo, es injusto Alex.
Alexander: Injusto o no, son las
normas de Zack y hay que cumplirlas.
Dylan: Ya pero es que…
Alexander (deja la plancha y se
acerca al chico): Por favor Dylan… Sé lo que pasa, pero Zack no se debe de dar
cuenta, no ahora.
Dylan (bufa): No ahora que se ha
casado con el idiota ese.
Alexander: ¡Dylan!
Dylan (con lágrimas en los ojos):
Tú no lo entiendes, tú eres ya mayor, yo sólo soy un crío de 15 años, ¿no?
Alexander (acaricia sus
mejillas): Por favor…
El pequeño no tan ingenuo Dylan
niega con la cabeza y se va, corre hasta la habitación individual y se
encierra. Alexander suspira cuando su móvil suena, lo coge y sonríe.
Alexander: Ahora mismo voy cariño.
Cuelga y apaga la plancha y las
luces del piso; evitando molestar a Dylan se marcha para tal vez ser encontrado
en una búsqueda que seguramente sea inútil.
Fundido en Negro.
Parte 3.
La habitación de Dylan es del
mismo estilo que el resto de la casa. Suelo negro y muebles blancos y negros.
Hay una cama de plaza y media con una colcha de cuadros blancos y negros.
Quién diría que a esta extraña
familia no le gusta el negro ni el blanco.
Le gusta la fotografía, o eso da
a entender una pared llena de fotos de paisajes de todo el mundo: Nueva York,
la India, Hong Kong, Argentina, París, Italia; y una larga lista de rincones
del mundo en los que perderse. También hay fotos de chicos, sólo tres. Uno de
ellos es Alexander que sale con un chico rubio con gafas de sol, otras sale
este último solo y en otras tantas salen estos dos junto a Dylan, y la mayoría
en las que salen personas sólo se ve a Dylan.
¿De dónde ha salido esta familia?
¿Qué tiene que ver en la vida en Christian? ¿Acaso es lo que busca y que ya ha
encontrado?
Lo que sí es seguro es que con la
salida de Alexander el piso ha quedado totalmente inhabitado pues la cama está
vacía y la ventana abierta.
Alguien más que se pierde en esta
noche que amenaza con cruzar destinos y vidas que sería mejor que no se
juntasen, o que simplemente se hicieran caso omiso entre las muchas vidas con
las que también podrían unirse en una noche como aquella en Londres.
Fundido en Negro.
Parte 4.
El pub está repleto de gente.
Christian casi no puede moverse y no puede distinguir a nadie salvo al chico
que cantó la otra noche.
Alexander: “Estás tan lejos de aquí, Te echo de menos, Te quiero en mí…”
La canción es prefecta, no la
había oído antes pero le gusta, seguramente es una composición del chico, era
bueno. Intenta acercarse a la parte del escenario que parece que está más vacía
pero se choca con alguien y Christian cae al suelo de bruces.
Christian: Joder, lo sientDigo,
I’m so sorry.
El chico con el que ha tropezado
es Dylan. Lleva una cámara colgada del cuello y le tiende la mano derecha para
ayudarle a levantarse. Christian la toma sin saber que posiblemente ese chico
tenga algo que ver en su búsqueda, o no.
Dylan: ¿Te has hecho daño? Lo
siento mucho ha sido mi culpa.
Christian: ¿Hablas español? Y no
te preocupes que ha sido mi culpa no la tuya.
Dylan: Sí que hablo español, no
es difícil (sonríe y niega). La culpa ha sido de los dos, ¿vale?
Christian asiente con la cabeza y
vuelve a mirar a Alexander. Esta vez canta de forma lenta no como las canciones
que había oído la noche anterior. La canción habla de un amor que duele y mata,
de recuerdos del pasado, de mentiras. De necesidad.
Alexander: “Vuelvo a arañar mi piel Recuerdos del pasado Todos engañan y entran en
mi Todos ellos hablan de ti”.
Dylan saca una foto de Christian y
este se vuelve ruborizado para mirarle después de que haya sacado la foto,
sonríe levemente a causa de la vergüenza y el fotógrafo vuelve a tomarle otra
foto.
No sabe qué decirle, no sabe qué
hacer, se siente cómodo con ese chico tan extraño que ha aparecido de golpe en
su vida. Sabe que tiene que buscar a Dani pero al mismo tiempo sabe que no lo
va a encontrar, que Dani está enterrado en un cementerio, que está lejos de
allí y que no lo va a encontrar por un simple sueño que haya tenido.
Alexander: “Vuelvo a vomitar tristezas De tanto fingir alegrías. Jugué a olvidarte
Sólo conseguí perderte Y aquí me quedo yo...”
Christian mira de nuevo al
cantante y abre los ojos de par en par, se acaba de dar cuenta de está cantando
en español al sonido de una guitarra acústica. Alexander se le queda mirando
mientras la guitarra suena y queda totalmente enmudecido. Se le hiela la
sangre, ¿por qué le escruta con los ojos? ¿Es que le conoce de algo? Pero es
imposible, ese chico no es español ni por asomo.
Pero no le mira a él, mira a
Dylan. Este se da cuenta y coge el brazo de Christian tirando de él para
sacarlo del pub. Antes de salir se escucha gritar pero no miran atrás, los dos
corren por las calles de Londres agarros de la mano.
Se agarran como si fueran el
último clavo ardiendo que les queda. Corren como si su vida dependiese de ello.
Corren para buscar un lugar donde estar solos. Donde esa soledad juegue con sus
vidas. Donde sus vidas se separen nada más conocerse o tan sólo se den un hasta
pronto.
Fundido en Negro.
Parte 5.
Han ido a parar a un callejón sin
salida. Dylan se ha sentado en el suelo y respira bruscamente, como si le
costase. Christian está confuso y perdido, no sabe por qué han salido corriendo
de allí, pero lo ha hecho, se ha dejado llevar de la mano de ese chico al que
no conoce de nada.
Ahora se miran sin saber qué
decir. El chico de la cámara está revuelto y el español que ha salido a buscar
algo que le ha dicho un sueño necesita respuestas.
Es el momento de darle un poco de
tiempo al destino y dejar que haga sus cosas, que entrelace vidas y separe
corazones. Que destruya amores y avive llamas que ni existían aún.
Dylan: Alexander es… Como mi
hermano.
Christian (se sienta enfrente de
él): ¿Como tu hermano? ¿Eres adoptado? Porque la verdad es que te pareces bien
poco a él…
Dylan niega con la cabeza y
suspira, después la agacha y comienza a juguetear con su cámara que tiene la
pantalla totalmente negra, como si el chico viese cosas que nadie más podía
ver.
Christian: Me puedes contar si
quieres, yo me voy mañana a España, nadie sabría nada Dylan, ¿es que pasa algo?
Dylan: Me escapé de casa hace
tres meses. Vivía en España, tal vez te suene mi cara de verme en las noticias.
Es que… Me enamoré y me fui a vivir con Alex y Zack.
Chrisitan: ¿Te enamoraste de
Alex? Espera, ¿te escapaste? ¿Pero por qué? ¿Es que estás loco? ¿Por qué no
piensas en tus padres? Te deben de echar de menos.
Dylan: Por partes, he de contarte
por partes. ¿Prometes que no dirás nada?
Christian: Lo prometo.
Y esa promesa abre una puerta que
debería de haber permanecido cerrada.
Parte 6.
Dylan residía en España. Nació un
17 de julio de 1994 y se marchó de casa en 2010. Sólo dejó una nota que decía “No me busquéis, me he cansado de vivir como
si no os importase, ahora fingid que me echáis de menos y que queréis que
vuelva, pero ya es tarde, lo siento papá por ser gay y dejarte en ridículo
delante de tus compañeros de empresa. Mamá, lo siento si no puedo seguir a tu
lado mientras te veo hundirte en la depresión que nos arrastra a todos”. En
efecto, le buscaron durante dos días, al tercero dijeron a la policía que su
hijo les había llamado y le había dicho que estaba bien, que no buscasen más.
Era mentira, toda la vida de
Dylan era una mentira.
Sus padres eran dueños de una
cadena de ropa que se ha extendido por todo el mundo en poco tiempo, ¿el
nombre? Imposible de decir, nadie sabe de Dylan, era una vergüenza para la
familia. Un chico homosexual era como una enfermedad en esa familia. Y eso fue
uno de los detonantes de la partida de Dylan.
También lo era la depresión de su
madre ante las infidelidades de su marido. Ambos se amaban, pero no se daban
nunca el suficiente amor o cariño y su padre lo buscaba en prostitutas que
pagaba los fines de semana cuando iba “de viaje de negocios”; mientras tanto su
madre buscaba ese amor en las pastillas.
Había conocido a Zack y a
Alexander en la playa de Galicia. Mientras Dylan fotografiaba las olas ellos
dos le pidieron por favor que les sacase una foto. Después se presentaron como
Dylan y Zack Ford, unos hermanos que residían en Londres pero que habían ido de
viaje a España para despejarse del trabajo. ¿Unas vacaciones en pleno
Noviembre? Era extraño pero claro, ¿por qué no?
Y la amistad surgió. Dylan no
dudó en contarles todo lo que era su vida día a día, no dudó en llorar, en
gritar, en abrazarles, en darle las gracias, en decirles que les gustaría tener
una vida como la de ellos.
No esperaba que ellos le
invitasen a huir con él a Londres en dos semanas, ellos no esperaban que Dylan
aceptase la petición de huida.
Así comenzó todo. Esas dos
semanas se enamoró, perdió la cabeza por un chico al que no conocía de nada.
Llegó a besarle, a acostarse con él, darle su virginidad. Su primera vez, su
primer amor. Su primera locura.
Su primer “para siempre”.
Pasaron las dos semanas bastante
rápido y él se marchó. Quiso fingir su muerte, pero no habría cuerpo. Fue
fácil, una nota, un perdón. No le echarían de menos, no le buscarían por mucho
tiempo.
No quedaría nada más que
recuerdos enlatados en fotos enmarcadas.
Así adoptó un nuevo nombre, se
dejó el pelo largo con los años, adelgazó bastante como lo habían hecho Alex y
Zack, se hacía pasar por su hermano pequeño que había vuelto de estudiar en
España con ellos.
Así comenzó una mentira distinta
que en un futuro se iba a entrelazar con otra mentira. Pero esta mentira más
peligrosa, arrastraba muertes con ella.
Fundido en Negro.
Parte 7.
Dylan termina al tiempo que
Alexander irrumpe en el callejón y coge del brazo al chico, le da una torta e
intenta marcharse no sin antes mirar de forma acusadora a Christian. A este se
le encoge el corazón al ver los ojos grises del cantante.
Después él también se marcha de
vuelta al hotel. Al final no ha encontrado nada, sólo un chico que dejó su vida
por amor. ¿Para qué había salido entonces? Ya no quedaba nada que hacer o ver
allí en Londres.
Era el momento de volver a España
con Samuel y decirle que sí, que le perdona.
Fundido en Negro.
Parte 8.
Mientras tanto, Samuel está
encerrado en un cuarto de baño de una discoteca de Madrid, está con otro chico
besándose y entregándole un amor que no le pertenece.
¿Quién dijo que una relación es
para siempre?
Este capitulo ha sido muy interesante. Gracias por escribirlo. :)
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