sábado, 28 de abril de 2012

Capítulo 4:


Parte 1.
Es veinticinco de marzo. Christian se encuentra sentado en la cama mirando la pared de enfrente mientras suena la canción “From Yesterday” de Thirty Seconds to Mars en los altavoces de su ordenador. Se deja caer hacia el lado apoyando la cabeza sobre la almohada y suspira hondo. Ayer discutió con Georgina, sin saber por qué ella le había mandado un sms diciéndole que tenían que hablar, y de golpe… Todo se torció y se dio la vuelta.

Parte 2.
Noche anterior.
Christian está en un pub al lado de una chica pelirroja. Él lleva unos pantalones rojos y una camiseta blanca básica. Ella lleva un vestido corto con un estampado de tigre y unas botas negras altas. Se llama Noha y tiene un año menos que él; son muy amigos, tanto que muchas personas se han llegado a plantear si tenían algo más que amistad, y claro, ellos lo negaban aunque también sabían que había algo más que amistad entre ellos.
Noha: ¿Y qué tal está Georgina? ¿Todo bien?
Christian: Sí (vibra su móvil y lo coge, ve que es un sms de la chica de la que justamente estaban hablando). De hecho me acaba de mandar un mensaje, quiere que la llame, ¿me disculpas un segundo?
Noha: Por supuesto, el amor es lo primero (sonríe).
Él sale a la calle y marca el teléfono de su novia. Al tercer toque descuelga una Georgina con voz seca, como si hubiese gritando previamente, o llorado.
Christian: ¿Amor? ¿Es que pasa algo?
Georgina: ¿Puedes venir a casa? Por favor, tenemos que hablar.
Christian: ¿Ahora? Estoy con unos amigos.
Georgina: Te estoy diciendo que vengas, ¿tanto pido?
Christian: No, claro que no (cuelga).
Vuelve a entrar adentro y le sonríe a Noha, deja un billete de diez euros sobre la mesa para pagar lo que han tomado y se despide de ella, sale corriendo a la casa de Georgina preocupado por lo que pueda pasar. Ya se había enterado de lo de su psicólogo y de parte del pasado de su novia y tenía miedo a distanciarse de ella, a que cayese y él no estuviera para poder ayudarla.
Fundido en Negro.

Parte 3.
Casa de Georgina.
Están sentados en la habitación de Georgina. Ella lleva unos pantalones blancos y una camiseta del mismo color. Mira a Christian medio enfurecida. No sabe por dónde empezar y tiene miedo a hacerle daño.
Georgina: ¿Otra vez ha vuelto Noah?
Christian: Es Noha, no Noah. Y es una gran amiga, lo sabes.
Georgina: Me pela el culo cómo se llame, ¿me puedes decir qué hacías con ella?
Christian: Quería hablar, me mandó un mensaje y salí con ella para ver lo que quería.
Georgina: ¿Y bien? ¿Qué te ha dicho?
Christian: ¿Qué más da Georgina? No importa lo que haya dicho, no ha pasado nada fuera de lo normal, si es lo que quieres saber.
Georgina: Es que si hubiera pasado a esa le falta mundo para huir (se mueve en la cama y tumba a Christian, se pone sobre él poniendo las piernas a ambos lados de su cintura, se sienta sobre su entrepierna). Eres mío, le guste o no, yo te he ganado.
Christian: Así me gusta (la atrae a él y pega su frente a la de ella), que no seas celosa, porque mi corazón es solo para ti.
Georgina: ¿De verdad?
Christian: ¿Acaso existe alguien más en este mundo que pueda encender cien soles por mí?
Se besan, juntan sus cuerpos mientras la ropa se desprende de ellos. Se transforman en uno solo lentamente, consumen el amor como el fuego consume una vela en la oscuridad. Se aman el uno al otro más que nunca.
Fundido en Negro.

Parte 4.
Christian vuelve a casa caminando de forma lenta y pausada. Se ha puesto los auriculares y escucha música con el móvil, exactamente “Bad Romance” de Lady Gaga.
Va pensando en Georgina, en el brillo de su piel desnuda a la luz de la lámpara. Recrea su figura en el aire, siente sus labios sobre los suyos como si aún estuvieran a él. Se le eriza el cabello al notar aún el fino tacto de sus dedos por su cintura desnuda.
Y ahí se había quedado todo, otra vez.
De nuevo la había esquivado, había parado porque tenía miedo, la había apartado, le había besado en la frente y había susurrado un “lo siento” no muy convincente. Otra oportunidad más que había desaprovechado porque había algo que no cuadraba, algo que iba mal y ambos lo sabían, sobre todo Christian, pero se seguía negando.
Llega al portal de su casa y se mira a sí mismo en el reflejo del cristal. No sabe qué hora es pero ha empezado a amanecer. ¿Dónde ha estado después de la casa de ella? ¿Por qué sus labios saben a otros labios que no son los de su novia?
Hay confusión, en sus dedos, en sus labios, ojos, piel. Hay confusión en su mente, sobre qué está haciendo mal, acerca de quién es él, qué va a pasar, y sobre todo, de si el amor existe de verdad o es sólo un teatro más.
Fundido en Negro.

Parte 5.
Tiempo actual, volvemos al mismo sitio y situación de la parte 1.
Se ha abrazado a sí mismo mientras llora. La quinta vez que lo hace desde que llegó a casa anoche.
Sus padres no se habían dado cuenta de que había llegado tarde, y ni siquiera había dormido aún, ni se había molestado en quitarse la ropa con la que había salido. Primero estuvo escuchando música en los auriculares y cuando sus padres despertaron había puesto la música en el ordenador.
Christian mira la pantalla de su móvil mientras esta se ilumina, el móvil ni vibra ni suena, pero no es eso lo que le llama la atención, sino el nombre del contacto de la llamada entrante.
Dani.
Este coge el móvil rápido y lo descuelga, se lo lleva al oído y escucha la voz del chico, esa melodiosa voz que le hace retorcerse por dentro de placer y al mismo tiempo de asco. Suspira y saluda.
Christian: Hola.
Dani: ¿Estás mejor? No me gustó como te vi anoche…
Christian: ¿Anoche? Espera, ¿dónde me viste?
Dani: Me llamaste a eso de las dos de la mañana, estaba bastante mal, te recogí en el centro y te llevé a casa porque no querías que te llevase a casa.
Christian: Espera Dani, espera, ¿qué pasó qué?
Dani: ¿No te acuerdas Christian? Lo suponía…
Christian: Yo…

Parte 6.
Había salido de la casa de Georgina bastante perdido y frustrado, no sabía a dónde ir o dónde meterse. Estaba mal, la había dejado destrozada, y él estaba creando un monstruo en su interior que no podía controlar.
Estaba sentado en un coche rojo. Miraba a Dani conducir sin saber a dónde iba. Lo había llamado porque no sabía a quién debía de hacerlo. Pero tampoco sabía de dónde había sacado su móvil, tal vez se lo había dado… ¿Cuándo? Es que no se acordaba.
Christian: Gracias por venir…
Dani (conduciendo, aparte un momento la vista para mirarlo, le sonríe y vuelve a pegar los ojos a la carretera): No las des, me he quedado preocupado al oír tu voz, estabas... extraño, ¿qué ha pasado?
Christian (niega con la cabeza): Nada… Tenía ganas de hablar contigo, pedirte perdón por lo de la última vez. ¿Dónde me llevas?
Dani: Voy a tu casa, ¿dónde te voy a llevar si no? Y no, no me pidas perdón, no lo merezco.
Christian: ¡No! ¡A mi casa no! Por favor…
Dani: Tienes quince años, ¿dónde pretendes que te lleve si no?
Christian: Llévame a tu casa.
Dani: ¿A mi casa? Vivo con Rubén, ¿seguro que quieres que te lleve?
Christian: Llévame, por favor. Luego me llevas a mi casa antes de que se haga de día, pero por favor a mi casa no...
Dani: De acuerdo, vamos a casa.
Realiza una maniobra totalmente prohibida y va dirección opuesta a donde parece ser el piso en el que reside con un amigo suyo. Christian se funde con el sillón y aprieta los ojos dejándose llevar.
Una vez más, se deja llevar por algo que va más allá de un simple sentimiento diario.

Parte 7.
El piso de Dani es muy confortante. Tiene tres habitaciones, la suya, la de Rubén y una tercera habitación con un sofá cama que la usan para guardar libros y estudiar.
Antes de llegar al corto pasillo con las tres habitaciones y el cuarto de baño común hay un pequeño salón con una mesa en la que comer grande, un sillón de cuatro plazas y una mesita pequeña. Frente a esta hay un mueble con un televisor LCD de cuarenta y dos pulgadas.
La entrada del piso está compuesta por una percha de la que cuelgan unas bandoleras que al parecer usan para llevar los apuntes y libros de la universidad. Justo frente a la puerta para entrar se encuentra la cocina la cual es bastante pequeña.
Dani sienta a Christian en el sillón y este se recuesta en él quitándose el calzado y hundiendo su cara en uno de los cojines.
Dani: Rubén no está, ya te lo presentaré otro día (se sienta en un hueco y acaricia el pelo de Christian), ¿me vas a decir qué te pasa cielo?
Este se levanta y le mira a los ojos, se arma de valor y sus labios pronuncian un “te amo” tartamudeando.
Dani: ¿C-Cómo has dicho?
Christian: No me hagas decirlo otra vez, no me obligues a decir esas dos palabras y cinco letras que he prohibido en mi vocabulario.
Dani: Es que me gusta oír eso en tus labios.
Christian (se pega al oído de Dani y susurra): Te amo.
Este cierra los ojos y deja que el dueño de su corazón coja su cara y lo bese lentamente. Él se sienta sobre Dani y rodea su cuello con los brazos, le sigue el beso y ladea la cabeza para profundizarlo.
Christian desabrocha su camisa y acaricia su pecho con los dedos, lo hace lentamente y recorre su piel desnuda. Después baja hasta abajo y desabrocha sus pantalones.
Dani (susurrando): ¿Estás seguro?
Christian (mirándole a los ojos): Sí, estoy totalmente seguro de que te amo, y de que quiero todo contigo.
Entonces pasa que el tiempo se para, que sus labios se juntan y ocurre un nuevo big ban. Su big ban.
Fundido en Negro.

Parte 8.
Volvemos a la conversación actual entre Dani y Christian.
Christian: Claro que me acuerdo, ¿por qué no me iba a acordar?
Dani: No lo sé… ¿Te apetece quedar?
Christian: ¿Qué hora es? Sinceramente, no sé qué hora es.
Dani: Las once y veinte.
Christian: ¿Me recoges a las doce? He de ducharme y me tendré que cambiar.
Dani: A las doce estoy en la puerta de tu casa.
Christian: Hasta luego Dani.
Dani: Te amo.
Christian: Y… Y yo.
La conversación telefónica se acaba y nada más ocurrir apaga el móvil, hoy no quiere saber nada de nadie que no sea él. Es el momento de vivir la vida, ¿y si se equivoca? De los errores se aprende, ¿no?
Fundido en Negro.

sábado, 7 de abril de 2012

Capítulo 3:


Capítulo 3:

Parte 1.
(Habitación de Georgina).
Es bastante amplia. Las paredes son de color rosa y el suelo es de mármol blanco y negro.  Los muebles son en color claro.
A la derecha de la entrada hay un escritorio, como ya he descrito anteriormente de color claro, los cajones en oscuros hacen un contraste muy moderno y a la vez elegante. Justo al lado, más alejada de la puerta hay una estantería de seis baldas, de las cuales cuatro están totalmente llenas de libros. Las otras dos guardan fotos y recuerdos que Georgina ha decidido depositar ahí donde los tiene a la vista.
Frente a la puerta, la pared está repleta de su ídolo favorito, Justin Bieber. En esa misma pared hay un equipo de sonido Sony Genezy, de trescientos sesenta euros. Después tenemos la cama, con una colcha color morado, lógico, el color que identifica con su ídolo. Y nos queda el armario, el cual no es un simple armario pues las puertas dan a otra sala, un vestidor.
El vestidor está totalmente completo de ropa, zapatos, complementos, y lo que cualquier chica de su edad (15 años si no lo he mencionado antes) puede desear. Al fondo del vestidor, la pared es un espejo.
Y ahí está Georgina, tumbada en el suelo rodeada de varias camisetas, pantalones y vestidos. Ella está en ropa interior, ha llorado y tiene los ojos rojos e hinchados.
¿Por qué? ¿Por qué ahora él le tenía que haber dicho que ella no era perfecta? ¿Que ese chico no le convenía? ¿Que era el dinero lo que le llamaba?
Se incorpora un poco y se sienta abrazándose a sí misma. Hunde la cara en sus rodillas y grita, grita hasta que su saliva se torna del sabor de la sangre, hasta que se queda sin voz, incluso, hasta que se duerme.
Fundido en Negro.

Parte 2.
(Dos horas antes).
Georgina abre la puerta de su casa. Son las diez de la noche así que relativamente su madre debe de estar dormida o muy atareada en su despacho por lo que la entrada está totalmente a oscuras, por no decir toda la casa en sí.
Bien, o no está aún en casa o ya está dormida.
Cierra la puerta con cuidado de no hacer ruido y se quita las bailarinas. Con ellas en las manos se dispone a subir las escaleras de mármol blanco cuando las luces se encienden y su madre sale andando sobre sus tacones de doce centímetros. La mira amenazadora y se cruza de brazos.
Madre: ¿De dónde vienes? ¿Crees que estas son horas de llegar?
Georgina: Oh vamos mamá, ¿de verdad vas a controlarme dónde estoy o dejo de estar? Voy a darme un baño, ahora después hablamos.
Madre: Phil está aquí, sabes que hoy venía a casa.
Georgina: ¿Sigue aquí el pesado ese? Dile que se vaya, no quiero verlo. Te lo he dicho muchas veces, ¡está loco!
Madre (gritando): ¿No entiendes que la que no estás bien eres tú Georgina?
Georgina (en el mismo de tono de voz de su madre): ¡ESTOY PERFECTAMENTE, ESTOY MEJOR DE LO QUE TE CREES, DE LO QUE TE PUEDES LLEGAR A IMAGINAR!
Madre: O hablas con él o esos pulmones tuyos no volverán a respirar el aire de la calle, y se acabó la discusión.
Dicho esto, la madre de Georgina se va por donde había entrado y ella se sienta en las escaleras, suspira y levanta la cara fijando los ojos en la puerta.
Georgina: Sé que estás ahí Phil, voy a subir a mi habitación, en dos minutos nos vemos.
Phil: De acuerdo, ahora subo.
Ella sube a su habitación y cierra la puerta de golpe, se apoya en la puerta y cae hasta el suelo, se abraza las piernas y suspira hondo. ¿Y ahora qué? ¿Qué iba a tocar esta vez?
Fundido en Negro.

Parte 3.
Están en una habitación llena de estanterías repletas de libros, en el centro hay dos sillones, uno de ellos es de color blanco y el otro negro. En el blanco está tumbada Georgina y en el otro se encuentra Phil.
La habitación está pintada de color roja, y la única pared que se salva de los muebles que portan los libros tiene diplomas y fotos colocados todos perfectamente.
Georgina y Phil hablan, o discuten, es difícil saber cuál es la diferencia entre ambos términos debido a la forma en que se dirigen el uno al otro.
Phil: ¿Cuándo comiste la última vez?
Georgina: Hoy, al medio día, he comido en Mc’ Donalds.
Phil: ¿En serio? ¿Y después? ¿Qué has hecho? ¿Ir al baño?
Georgina: ¿Pero quién te crees que soy? (Se sienta) No he vuelto a vomitar, esta vez no.
Phil (levantando una ceja): ¿Pensabas comer?
Georgina: No, estoy llena.
Phil: ¿Y mañana ibas a desayunar?
Georgina: Sí (miente).
Phil: Fingiré que me lo creo chica que hasta el aire me engorda.
Georgina: Te he dicho que la próxima vez que me llames así te borro la sonrisa de la cara con las uñas.
Phil: ¿Con quién has estado?
Georgina: Con un chico. ¿Tanto te importa con quién voy y vengo tío?
Phil: Tú me borrarás la sonrisa, pero si me vuelves a llamar tío yo te encerraré en una habitación llena de espejos y no vas a salir de ahí en la vida.
Georgina (suspira y agacha la cabeza): Se llama Christian, es muy majo…
Phil: ¿Y Tyler?
Georgina (le mira amenazante): Te he dicho que no me lo nombres.
Phil: Repito la pregunta, ¿y Tyler? ¿Lo sabe?
Georgina: No, ni tiene por qué saberlo, está en Grecia, no va a volver, yo misma le he dicho que no vuelva.
Phil: Sabes que él te ama.
Georgina: Ya, y yo amo a Christian.
Phil: Y sigues soñando con Tyler todas las noches, con su regreso. Sueñas con sus besos, sus abrazos, su forma de desnu…
Georgina (cortándole): ¡CÁLLATE! ¡CÁLLATE O TE MATO LO JURO!
Phil: Cuéntame, ¿cómo es Christian?
Georgina: Es amable, soñador. Sueña con ser bailarín, y escritor. Le encanta escribir. Es moreno, tiene los ojos marrones, son preciosos, envidio sus ojos. Y me quiere, como soy, me quiere con mis defectos.
Phil: Sólo me creo de ti lo de sus ojos y aspecto. ¿Quién te ha contado sus sueños? Que te quiere con tus defectos… (Ríe leve) ¿Le has contado tu pequeño secreto? ¿Sabe que no te aceptas por tu cuerpo?
Georgina: No tiene por qué saberlo. No tiene por qué saber nada de mí, si me quiere… Es suficiente.
Phil: Y tú has mandado a Débora, o a Helena a cotillear sobre el pobre chico. ¿Sabes? Yo también lo conozco.
Georgina: ¿Qué? Espera, ¿cómo que lo conoces?
Phil: Es el sobrino de mi mejor amigo Georgina. Lo vi la otra noche en… ¿Cómo se llamaba? Ah sí, en el Dreamers. Se besó con un chico.
Georgina: ¡MENTIRA! Es mentira, no te creo.
Phil: ¿No? Georgina párate a pensar, ¿y si él también sabe más de ti? ¿Y si te quiere por esto? Él se estaba besando con otro chico, te guste o no. Puede que sólo le importe sacarte un poco de dinero, y luego dejarte tirada.
Georgina (levantándose del sillón): ¿Sabes? Me voy a acostar con él y te voy a demostrar que no es gay, si es lo que quieres dar a entender. Porque no sabes nada de él, porque me estás mintiendo. Y lo siento, pero esta vez no.
Sale de la sala bastante cabreada cerrando la puerta de golpe, corre hasta su habitación y se encierra en ella, se tira sobre la cama y comienza a llorar.
¿Y si era verdad? ¿Y si Phil le estaba contando otra verdad como todas las que siempre le había contado antes y se negaba a creerle?
Fundido en Negro.

Parte 4.
(Siete meses antes en la habitación de Georgina).
Georgina lleva un conjunto de lencería negro. Su pelo está elegantemente suelto y se encuentra tumbada en la cama. Hay un chico sobre ella, moreno y bastante fornido en músculos. Sus manos bajan del cuello de Georgina hasta su cintura. Sus ojos negros están clavados en la chica y sus labios se juntan con los de ella en intensos besos de pasión.
Georgina (susurrando): Tyler, sabes que soy para ti.
Es Tyler quien está con ella.
Tras oír esas palabras, se incorpora junto a ella sentándola sobre él. Sus dedos se mueven rápido hasta conseguir desnudar a Georgina tras lo cual lo tumba y lo besa mientras sus manos bajan hasta abajo y le quitan el bóxer blanco que cubría su sexo.
Ambos están desnudos, deseosos de amor y pasión. Necesitados el uno del otro, de sus besos y caricias.
Es un momento del cual, ella se arrepentiría durante toda su vida.
Fundido en Negro.

Parte 5.
(Un mes después).
Tyler (gritando): ¿Cómo que estás embarazada? ¡No puede ser Georgina!
Georgina (entre sollozos): No usamos condón Tyler, ¿qué te crees? ¿Que yo no puedo quedarme embarazada?
Tyler: ¿Y ahora qué?
Georgina: Eso quiero saber yo, mi madre me matará, y no podemos hacernos cargo del bebé que venga.
Tyler: Vas y abortas, voy contigo, no te preocupes (le abraza), estoy contigo.
Georgina: ¿Abortar? ¿D-De verdad lo dices? ¿No podemos tenerlo Tyler?
Tyler (separándose de ella un poco, la coge de los hombros y la mira a los ojos): ¿Te estás oyendo? ¿De verdad quieres atarte a un…? ¿Monstruo?
Georgina se queda petrificada. ¿Un monstruo? ¿De verdad? Se separa de él y le mira a los ojos a través de la cortina de lágrimas, respira hondo y le da una bofetada.
Georgina: ¿Un monstruo? ¿Cómo puedes decir eso Tyler? ¡Es tu hijo, o hija, o lo que sea! ¡Pero es tuyo y mío! ¡NO LE PUEDES LLAMAR MONSTRUO! ¡PORQUE TÚ ERES UN MONSTRUO! ¡PORQUE YO LO SOY SI LO MATO!
Tyler: P-Perdona… No sabía qué decía cariño, lo tendremos y saldremos adelante, puedo trabajar (le coge la mano), lo tendremos.
Georgina (apartando la mano bruscamente): ¿Tenerlo? No, lo siento, pero no puedo hacerme a la idea de tener algo tuyo dentro de ti, y menos verlo cada día recordándome a ti.
Tyler: ¿Qué quieres decir?
Georgina: Que desaparezcas de mi vida, que no quiero volver a verte.
Tyler: Cariño…
Georgina: ¡NO ME VUELVAS A LLAMAR ASÍ! ¡NO ME VUELVAS A BUSCAR PORQUE NO QUIERO NADA DE TI TYLER! ¡NADA!
Fundido en Negro.

Parte 6.
(Volvemos al vestidor de Georgina, a tiempo actual).
Georgina está tumbada en el suelo. Ese “nada” le persigue aún. ¿Qué habría sido de haberlo tenido? ¿De haberlo perdonado? Tal vez ahora mismo estaría viviendo con Tyler, vete a saber tú donde, cuidando de un chico llamado Javier, o una niña llamada Nahiara. Pero… ¿De verdad habría querido eso?
Se da la vuelta y se mira al espejo.
Seguramente sería feliz, con él que la amaba, con un retoño al que cuidar. Algo por lo que ser feliz, por lo que luchar…
Fundido en Negro.

lunes, 2 de abril de 2012

Capítulo 2:


Parte 1.
(Habitación de Christian).
El chico duerme sobre las sábanas de su cama aún vestido. Tiene el móvil en la mesita de noche y la pantalla de este se ilumina; es un sms de Georgina. El móvil vibra hasta que se cae al suelo y provoca que el sueño del chico se corte.
Desde la cama estira la mano y tantea con la mano el suelo buscando el móvil; una vez lo encuentra lee el mensaje.
“Me encantó conocerte anoche, soy Georgina. ¿Podemos quedar hoy en el parque que hay cerca de la estación de autobuses? Me gustaría volver a verte”.
Christian se levanta de la cama aturdido aún y teclea rápidamente: “Te veo en el parque a las 12”. Después mira el reloj, las once de la mañana.
Muy acelerado salta de la cama y sale de la habitación como alma que se lleva el diablo. Corre a la cocina y comienza a preparar un café, después se queda quieto pensando, tiene que ducharse o dará una mala impresión.
Vuelve a su habitación y la mira. ¿Para qué la va a ordenar? Hoy está solo hasta la tarde pues sus padres y hermana han ido a comprar y comerán fuera.
Fundido en Negro.

Parte 2.
(El Parque).
Ella lleva un bonito vestido blanco de tirantas y un cinturón negro ancho en la cintura. El pelo lo lleva suelto y no va maquillada, solo lleva lo justo y necesario y aun así está perfecta. Unas bailarinas negras y un bolso del mismo color completaban el conjunto.
Él se ha puesto unos vaqueros y una camiseta negra. Unas zapatillas del mismo color que la camiseta y una gorra de esas que se llevan ahora y están tan de moda entre los adolescentes. No puede apartar la mirada de Georgina mientras pasean.
Georgina: Entonces… ¿Te llamas Christian, no?
Christian: Sí, tú Georgina. ¿Verdad? Anoche… Bueno, fue muy… Me gustó conocerte de verdad.
Georgina: A mí también, pero no creo en el amor, ¿sabes? Todos son iguales, no hay diferencia entre nadie, es una manzana que pudre a las demás, ¿acaso el amor existe? No, no existe, simplemente es sexo. Pero… No sé, no sé nada ahora. Estás tú, te veo diferente, centrado. Y sinceramente creo que...
Christian: Me he enamorado de ti.
Georgina: Eso me han dicho ya muchos.
Esta se para en seco y lo mira directamente a los ojos. Relame sus labios mientras el chico se impacienta, se pone nervioso y no sabe qué decir.
Él agacha la cabeza y aprieta los puños. ¿Qué le puede decir? ¿Qué es su vida entera? Pero si la conoció hace apenas unas horas. ¿Es que el amor a primera vista existe? También le queda el momento de descubrirlo, ¿no?
Christian (levantando los ojos y cogiéndole de la mano): Te amo, y te amaré hasta el fin de mis días. Prometo mostrarte la perfección, porque no creo en nada salvo en el latir de nuestros corazones, el tuyo y el mío. No creo en nada salvo en la realidad de lo que tú y yo somos y formamos parte. Te mostraré los 100 soles que puedo llegar a hacerte sentir en tu vida.
Georgina no responde, Christian está a punto de echarse a llorar por la impotencia y la rabia. Y entonces ocurre.
Ella le besa a él, este responde con sus labios. La chica rodea su cuello con los brazos, el chico rodea su cintura. Y, ante los ojos de las personas que pasean por allí, estos dos chicos comienzan lo que será el descubrimiento del amor verdadero, de lo que se puede llegar a hacer por una estupidez tan simple como enamorarse.
Fundido en Off.

Parte 3.
(Una mesa del Mc’ Donalds).
Están sentados uno frente al otro en una de las mesas que están pegadas a la ventana. No es un sitio muy romántico pero el simple hecho de comer juntos les hace sentir especiales.
Georgina pasea los dedos sobre sus patatas fritas hasta que coge una y se la lleva a la boca, la muerde y traga. Todo esto mirando a Christian comer su hamburguesa.
Christian: Ahora después si quiere te acompaño a casa.
Georgina (negando): Lo siento, iré mejor sola… No quiero que te encuentres con mi madre.
Christian: ¿Qué pasa? ¿Hay algún problema porque tú y yo…?
Georgina: Te he dicho que no. Mis padres están separados y mi madre es muy protectora. De hecho es mejor que ni sepas donde vivo Christian…
Christian: De acuerdo, no te preocupes, no pasa nada, ¿vale?
Georgina: Gracias por entenderlo.
Christian: A ti por hacerme feliz.

Parte 4.
Christian y Georgina se han separado. Él se ha marchado caminando a su casa y ella ha comenzado a caminar hacia el lado contrario, después se ha desviado por una calle y camina hablando con alguien por el móvil.
Georgina: ¿Es que no lo entiendes? Que no, que no tienes que volver de Grecia, que estás bien donde estás Tyler.
Tyler: ¿Cómo que estoy bien? ¿Georgina? ¿Qué ha pasado?
Georgina: ¿Recuerdas lo que te dije?
Tyler: Exactamente dijiste “si te vas no pruebes a volver a mi corazón, lo voy a encerrar en una caja fuerte y voy a tirar la clave al mar”.
Georgina: Bien. Pues alguien ha encontrado esa clave, y ahora, déjame, ¿vale?
Tyler: Georgina… Por favor…
Ella cuelga el móvil y lo guarda en el bolso.
¿Es verdad que el amor se acaba o simplemente se sustituye por otro? Nadie puede esconderse a ese sentimiento, y todos somos víctimas de sus garras.
Y Georgina era sólo una víctima más.
Fundido en Negro.

Parte 5.
(Casa de Christian, en el balcón).
Son las 7 de la tarde y Christian está asomado al balcón de su piso. Mira los coches que transitan su calle buscando a alguien pero sin saber a quién. Suspira y decide meterse adentro antes de ver a alguien, un chico, que le llama la atención. Vuelve a asomarse y frunce el ceño, lo mira y entonces recuerda quién es; Dani.
Este se le queda mirando desde la acera de enfrente de su casa y lo saluda con el brazo. Christian bufa y entra dentro cerrando la puerta de un portazo. Después se apoya en el cristal y suspira. Sus padres siguen sin llegar y… ¿Qué más da?
Sale del salón y coge las llaves de su casa que están sobre un plato de nácar colocado sobre el buró que decora la entrada. Abre la puerta y después la cierra.

Parte 6.
(En la calle, justamente en la acera que hay frente al piso de Christian)
Daniel lleva unos vaqueros negros y una camisa del mismo color; no la lleva entera abrochada y deja ver una camiseta blanca debajo. Mira a Christian con cara de burlón y extiende su mano.
Daniel: Hola precioso.
Christian: ¿Cómo sabes dónde vivo? ¿Qué quieres Daniel?
Daniel: Vaya, te sabes mi nombre.
Eso provoca que Christian se sonroje al máximo. Mira hacia otro lado para intentar evitar el rubor de sus mejillas y ese momento en el que está distraído Daniel lo coge de la mano y tira de él.
Daniel: Vamos a dar un paseo, ¿vale? Déjame presentarme.
Christian no se niega sin entender por qué, y ahí está él caminando de la mano de ese chico al que no conoce de nada y la noche anterior lo había besado.
Fundido en Negro.

Parte 7.
Dani tiene 19 años y está estudiando imagen y sonido. Le gusta dibujar y componer canciones. Sus padres murieron en un accidente de coche hace unos meses y él vive actualmente en casa de su mejor amigo Rubén. Es homosexual y sueña con ser uno más del mundo de la fotografía y el cine.
A Christian le resulta agradable, incluso le resulta… Atractivo y encantador.
Nuestro compañero se presenta como un chico normal, otro más del montón que sueña con ver publicado algún día un libro suyo y encontrárselo en el escaparate de alguna papelería. Un adolescente que ama la música.
Los dos se han sentado en un banco de un parque que no está muy lejos de la casa de Christian. Este se ha apoyado sobre el hombro de Daniel y él lo ha rodeado con sus brazos y lo ha abrazado fuertemente.
Daniel: ¿Sabes? No me vas a creer pero eres especial.
Christian: Te he dicho que sólo soy uno más.
Daniel: No. Eres un chico… Diferente, difícil de alcanzar porque te haces duro, levantas un muro y no permites que cualquiera se acerque a ti. Pero luego es fácil conseguir… Por ejemplo esto, tenerte abrazado.
Christian se mueve rápidamente separándose de él y se levanta. Le mira bastante furioso y aprieta los puños intentando no pegarle.
Christian: ¡Qué quieres decir! ¡No soy gay ni lo intentes!
Daniel (levantándose, apurado): Eh, que no iba con esas intenciones… Christian por favor…
Christian: Que me dejes Daniel, que no quiero saber nada más de ti, que ni me vuelvas a venir a ver a mi casa, que no te quiero ver más (se le llenan los ojos de lágrimas). Porque te odio, porque eres un monstruo.
Tras decir todas esas palabras sale corriendo del parque directo a su casa.
Sin saber por qué ha llorado, sin entender cómo algo se ha vuelto a mover en su interior. Algo que lo ha atraído directamente a él.
Fundido en Negro.

Parte 8.
Son las once y Christian está tumbado en su cama con su pijama puesto. Tiene la vista clavada en el techo y está recordando lo que habían pasado unos meses antes, exactamente el 4 de Enero. Sube los dedos hasta sus mejillas llenas de lágrimas.

Parte 9.
(4 de Enero de ese mismo año).
Christian mira como Víctor le sonríe leve. Sabe que va detrás de él y que es el momento apropiado para dejarse sorprender. Víctor rodea la cintura de Christian y él le rodea el cuello, acerca sus labios a lo de él y los roza, después el beso se hace más intenso hasta que ambos cuerpos se transforman en uno.
Caen en la cama desecha de Víctor y la ropa de ambos resbala hasta caer en el suelo. Hacen el amor, se entregan el uno al otro y se aman más que a cualquier otra persona del mundo.
Una vez terminan, Christian que es dos años menor que Víctor se encuentra tumbado sobre su pecho. Le acaricia y sonríe leve.
Christian: ¿Sabes? Yo también… Yo también estoy…
Víctor: No digas nada cariño, no digas nada (y le besa).
Fundido en Negro.

Parte 10.
(Volvemos a la habitación de Christian).
Está escribiendo un mensaje mientras llora. Se atraganta en sus lágrimas. ¿Por qué tenía que haber pasado todo aquello? ¿Por qué su vida se había tenido que torcer por enamorarse de quien no debía? ¿Por qué ahora que era feliz con ella se tenía que acordar de todas aquellas cosas que le habían marcado para siempre?
“Te dije que nunca te olvidaría, y no lo he hecho, mi corazón…. Mi corazón sigue latiendo por ti Víctor, y será así hasta que me muera de dolor por no tenerte. Perdón por todo y espero que aún sigas pensando en mi”.
 ¿Qué caprichoso es el destino no? Y más aún si el amor también juega con los corazones de las personas. ¿No creéis?